Todos hemos oído hablar de la importancia del hierro durante el embarazo. Una gran parte de este mineral, en torno a algo más de la mitad, va destinado a aumentar el volumen de sangre de la embarazada, mientras que el resto lo aprovechan placenta y feto para desarrollarse.
En teoría, cuando la mujer llega al embarazo ha de contar con las suficientes reservas de hierro en su organismo pues, naturalmente, estamos preparadas o 'diseñadas' para ello. Sin embargo, debido a factores genéticos o nutricionales, la mayoría carecemos de la dosis básica 'de la que tirar' durante los 9 meses, de ahí que tengamos que elegir entre dos opciones, normalmente.
Una es aumentar la dosis en nuestra dieta,(hasta 120mg en algunos casos, diarios) mediante un suplemento que nos recetará el médico, y a través de alimentos que favorezcan los niveles de hierro en el cuerpo, mientras que la otra será aprovechar las reservas de las que hablaba anteriormente, en caso de contar con ellas, claro.
Es muy frecuente que aparezca anemia durante el periodo de gestación. Y con ella, síntomas inevitables como el cansancio extremo o la apatía general. A este tipo de anemia se le llama anemia ferropénica, que es déficit de hierro en sangre, y normalmente va ligada a los alimentos que comemos. La dieta es clave en el embarazo y por ello, hay que intentar incrementar la dosis de legumbres, vegetales, (en especial lentejas y acelgas) y vitamina C en general.
Un dato, los alimentos con cafeína no ayudan en absoluto a absorver el hierro, por lo tanto es mejor disminuir su dosis o evitarla. Es el caso del café o del chocolate.
¿Os tuvieron que subir el hierro a medida que avanzaba el embarazo? ¿Alguna quiere contarnos su experiencia?