INTENTO. Palabra que al buscar en Google me sale la siguiente definición: Acción de intentar algo, a menudo sin conseguirlo. Esta definición me confirma que cuando queremos intentar algo, no estamos exactamente convencidos de si de verdad queremos lograr eso que queremos “intentar”. Ante todo, discúlpame por esta opinión muy personal.
A veces tenemos situaciones de vida dónde creemos que vale la pena hacer todos los intentos posibles hasta lograr el objetivo. Sin embargo, en situaciones emocionales, el desgaste puede ser infinito. Y al final lo que nos queda es una sensación de vacío, y una decepción por nuestros esfuerzos realizados.
Creer de manera irracional que una situación se va a solucionar por el simple hecho de seguir intentando es meterse en una burbuja de ilusiones que no llegan a concretarse nunca.
Al final, ¿Qué valorarás más: ser realmente feliz o haberte pasado la vida intentando serlo? Cuando se trata de logros personales, sí debemos ser perseverantes, hacer todos los esfuerzos necesarios para lograr conseguir las cosas. Sin embargo, cuando lo que está en juego son tus emociones, debes tener mucho cuidado con los pasos que darás para hacer que las cosas sucedan. El resultado puede ser devastador, cuando te des cuenta de todo el tiempo perdido en una causa que no tendría las mejores consecuencias.
Te invito a analizar desde afuera de ti mismo(a) tu realidad. Invierte tiempo en analizar los pros y los contras de tus esfuerzos y verifica bien si estas seguro(a) de que el resultado valdrá la pena el esfuerzo.
Leí hace unos días una frase en un arte de Acción Poética, que dice: “Que el amor valga la alegría, no la pena”. Yo estoy totalmente de acuerdo con esta afirmación.
Feliz inicio de semana.