Pero a mejor.
Ando muy desaparecida en el blog, pero ayer leí una entrevista a Samantha Villar donde la frase “he perdido calidad de vida” me dejó patidifusa.
¿ Te cambia la vida cuando tienes un hijo? ¡Por supuesto que si! Eso no es nada nuevo para nadie. Yo, que he pasado casi 5 años pensando en la maternidad, sabía que la vida me cambiaría totalmente, que se acabaron los días de dormir hasta las tantas, salir y entrar sin rendir cuentas a nadie, tirarme en el sofá porque es lo único que me apetece en ese momento y un largo etc que tanto las que sois madres como las que no, seguro que sabéis.
Lo peor de esa afirmación es que viene de una infertil. No me entra en la cabeza como una mujer que ha tenido que luchar tanto para ser madre puede hablar así de sus hijos.
Yo reconozco que hay días en los que estoy exhausta, tengo una hija de alta energía que no me deja ni hacer pis tranquila. Y si le sumamos a que paso con ella 24 horas al día y la mayoría de esas horas solas, pues cansa, no todos los días se tiene la misma paciencia ni energía. Pero de ahí a decir que mi calidad de vida es mala ahora….
Me voy a mojar, creo que Samantha no ha sufrido demasiado para ser madre, simplemente se planteó la maternidad “tarde” y ya sabemos que con dinero se consiguen muchas cosas. Este comentario os lo digo porque el día en el que a mí se me pasa por la cabeza pensar “con lo tranquila que estaba yo antes” recuerdo los años de lloros, de tristeza, de pensar que el mundo se me echaba encima porque algo tan sencillo para otras como es concebir, a mí me costaba la vida, sangre, sudor y lágrimas. Y cuando pienso en ello de mi mente se borra lo de que estaba muy agusto antes. Si, estaría mas tranquila, pero era infeliz. Porque a mí, Samantha, mi hija me da la felicidad, no me la quita.