¡Muy buenas! Hoy quiero dedicarle un post a un tema que a más de una nos ha dado algún que otro quebradero de cabeza: la lactancia materna.
Y es que no es, ni tan sencilla, ni tan intuitiva, como en un principio cabría esperar. Ésa es al menos mi percepción después de dar el pecho a mis dos Minis. No son pocas las madres, primerizas casi siempre, que se plantean dejar la lactancia materna después de descubrir el dolor que a menudo conlleva. Por eso hoy quiero contarte lo que he ido aprendiendo sobre la lactancia y lo que me ha funcionado. No soy ninguna experta. Para eso ya están las matronas, libros tan esclarecedores como el de Un Regalo para toda la Vida, de Carlos González y blogs mucho más documentados en esta materia, como el de Alba Lactancia Materna. Sin embargo, he notado que compartir mi experiencia ha sido de utilidad para amigas que, como yo al principio con Mini C, lo han pasado mal en sus comienzos dando el pecho. Sintiéndose muy perdidas y confundidas, ya que se han encontrado con una realidad que no era para nada la que esperaban.
Lactancia materna: lo que ahora sé
Con Mini C estuve a punto de tirar la toalla después de tres semanas. Esa sensación de que se te enganchara una piraña al pecho en cada toma estaba pudiendo conmigo, y yo no veía que aquello tuviera visos de mejora. Por suerte sí que los tuvo y, poco después, descubrí la lactancia que siempre me había dibujado en mi cabeza. Sin dolor y disfrutando de ver a mi bebé alimentarse a través de mí, como durante el embarazo.
Esta segunda vez la cosa va mucho mejor. Después de la primera semana, ya he llegado a la etapa de “disfrutarlo” y, aunque también he tenido grietas y una importante subida de la leche, he notado que es cierto eso de que la experiencia es un grado.
La subida de la leche
Ya sabes que lo primero que tu bebé mama son los calostros o Vormilch. Una vez transcurridos los primeros días, empezarás con la subida de la leche o Milchseinchuss. La cantidad de leche que te vengan estos primeros días estará vinculada con lo mucho o poco que haya mamado tu bebé durante sus primeras horas de vida. Con Mini C me vino una subida de la leche descomunal y veía las estrellas cada vez que tenía que darle el pecho. Lo que por regla general venía siendo cada hora y media o dos horas máximo.
En aquel entonces, la matrona que venía a casa me recomendó unas bolsas de gel frío que se meten en el frigorífico para bajar la inflamación. También me dijo de usar Multi Mam para las grietas (acuérdate de usar cada parche un máximo de dos horas al día para así, no reblandecer demasiado la piel de la zona y también por razones de higiene) o Purelan (o Lanolin). A mí estos últimos nos me hacen nada, pero sé de amigas a las que sí les han sido de gran utilidad. Y por último, y en mi caso lo más efectivo, me indicó cómo debía masajear el pecho antes de cada toma para que la leche empezara a fluir y el bebé no tuviera que succionar con tanta fuerza. Esto ha sido en mi caso lo más efectivo y útil. No sólo porque facilita la salida de la leche para el bebé, sino porque también evita que se formen los temidos atascos de leche que pueden terminar en Mastitis.
La aparición de las grietas
Lo peor de los primeros días de lactancia son las grietas. No a todo el mundo le salen, así que date por afortunada si aún no las conoces. Suele decirse que si el bebé mama correctamente (posición corporal cabeza – tronco alineada y boca con los labios vueltos hacia afuera) no deben salir. En mi caso, tuve a mini A succionando como si no hubiera un mañana durante sus primeras veinticuatro horas de vida. Esto fue lo que provocó que me salieran.
Cómo curarlas
Si tú también perteneces al grupo de las que saben de lo que hablo, te digo que a mí esta vez me ha ayudado mucho limpiarme con suero fisiológico (Kochsalz) la zona afectada un par de veces al día. Limpias y dejas secar al aire, con el secador o con una toalla. Esto hace que la posible costra que tengas de la herida se caiga y, por lo tanto, que la herida sane antes. También puedes esparcir un poco de tu propia leche sobre la zona afectada después de cada toma, ya que la leche materna también ayuda a cicatrizar.
En este sentido también es recomendable dejar la piel de la zona del pecho respirar en algún momento del día. Es decir, llevar simplemente una camiseta sin sujetador. Esto hace que la piel transpire mejor y que las posibles heridas sanen antes.
Cómo evitarlas
Para evitar grietas durante la lactancia es también muy importante la posición del bebé a la hora de mamar y cómo coja el pecho. Los labios deben estar “tipo besugo” (vueltos hacia fuera) y su cabecita alineada con el tronco. (Nada de que el tronco mire hacia arriba y su cabecita esté girada hacia tu pecho).
¿Cómo saber si tu bebé mama correctamente?
Una señal inequívoca de que tu bebé mama correctamente es que veas que el movimiento al succionar parte de las mandíbulas (cerca de la oreja) y no de sus mofletes. Otra buena señal es que el bebé no trague aire. También te dará pistas el color de lo que deje en el pañal (Stuhlgang). O en castellano, caca. Si es amarillo o naranja, es indicativo de que el bebé llega a la leche de más contenido en grasa y, por lo tanto, es muy probable que esté engordando. Si por el contrario, es verde (en repetidas ocasiones. Por una vez no pasa nada). Puede indicar que no llega a vaciar ningún pecho y, por consiguiente, que sea probable que no esté engordando, ya que no ingiere la grasa de la leche que debería.
¿Son útiles las pezoneras?
En mi caso no me han ayudado. Puede que fuera porque yo ya tenía las grietas cuando las usé con Mini C y nuevamente, veía las estrellas aún más con ellas que sin ellas. Tengo amigas que las han usado a modo de prevención de grietas y lo han conseguido. Sin embargo, después no se las han podido quitar porque el bebé se había acostumbrado a mamar con ellas. ¡Esto es todo lo que te puedo decir al respecto!
¿Le doy un pecho o los dos?
No hay que olvidar que el fin de todo esto es que tu bebé vaya ganado peso. Para ello debes asegurarte que está mamando al menos unos quince o veinte minutos de un sólo pecho. Esto asegura que tu bebé recibe la primera leche (más líquida y que busca saciar la sed) y la última (más amarillenta y con mayor contenido en grasa). Puede ser que tu Mini se quede satisfecho sólo con un lado, o que mame un lado y luego unos diez minutos del otro. En este caso, debes tener en cuenta empezar la siguiente toma con el pecho con el que terminaste (del que tomó menos).
¿Hay un tiempo máximo recomendado?
Mini C era capaz de estar más de cuarenta minutos mamando de un sólo lado. Sin embargo, pasados veinte minutos, lo puedes despegar tú misma. (Haz palanca con tu dedo, introduciéndolo en su boca por la comisura, para despegarle del pecho sin miedo a que el “efecto ventosa” provoque lesiones irreversibles en la zona ;)). También es muy típico que tu Mini se duerma mamando. Para que se despierte y continue, puedes acostumbrarte a cambiarle el pañal entre pecho y pecho o intentar hacerle cosquillas en los pies. (Esto me funcionaba con Mini C, pero Mini A no se da por aludida).
Pues hasta aquí la primera parte de lo que he aprendido sobre la lactancia materna en este curso intensivo de quince meses de maternidad que llevo. Si tú también te has preguntado alguna vez con cuanta frecuencia debe mamar un bebé. Qué alimentos debes evitar durante la lactancia. Si es conveniente el uso del chupete en lactantes, o a partir de cuando se recomienda comenzar a usar el saca leches. No te pierdas el post del lunes donde te sigo contando lo que sé respecto a estas preguntas entre otras.
¿Cuál ha sido tu experiencia con la lactancia? ¿También te encontraste on dificultades al principio? ¿Qué trucos nunca te han fallado?
¡Gracias por estar ahí y que pases un estupendo fin de semana!