Lo que quise hacer con mis hijos... y no pude



¡Hola, hola! Hoy vengo a hablaros de mis frustraciones como madre, ja ja ja, sí, sí, todas las madres pasamos por esta etapa, en plan: "cómo me hubiera gustado hacer..."
Al pasar el tiempo y mirar el recorrido, haces recuento de todas esas cosas que alguna vez quisiste hacer con tus hijos pero que por un motivo o por otro no pudiste llevarlo a cabo.
Estos días estoy muy reflexiva (por eso procuro no profundizar mucho en el blog, ¡qué coñazo de tía soy en "esos días"!) y me puse a pensar en un monton de cosas que no hice con Rober y tampoco con los bichos (aunque con ellos aún tengo un poco más de tiempo). Muchas, son cosas que descubrí tarde en mi maternidad, por falta de conocimiento, y que me da bastante rabia no haber hecho con mis niños.
Tal vez sería mejor hacer una especie de Top Ten (mejor empiezo por cinco), seguro que esto va a ser como el comer, que aun sin hambre "todo es empezar". Por lo pronto, arranco con mi Top Five y ya vosotros me diréis si os identificais conmigo en alguna cosilla o si, por el contrario, las habéis hecho todas.
Lactancia materna prolongada: a Rober le di pecho por casi cuatro meses, y fue precioso, pero la producción de mi leche empezo a ir a menos, hasta que el peque empezó a pasar hambre y tuve que completar las tomas con leche de fórmula, enseguida me quedé sin leche. Me dijo mi médico que también los medicamentos que tomamos después de una cesárea contribuyen a que haya una menor producción de leche.
Con los mellis me lo propuse firmemente (qué ilusa era). Mis niños tuvieron que quedar ingresados en neonatos y yo me sacaba la leche para que los alimentaran con ella, flipé con la cantidad (y las enfermeras también), recuerdo un día que llamé a la enfermera a que me trajera un bibe para la extracción porque no aguantaba el dolor de lo congestionados que tenía los pechos, y la chica me trajo uno pequeñito de 150 ml ja ja ja, le dije que o me traía otro más grande o la tendría que llamar para otro, y ella no me creyó ¡¡¡saqué 360 ml!!! Ella no lo podía creer. Imagino que como la naturaleza es sabia, dos bebés por alimentar y yo que cumplía con mis deberes (me alimentaba superbien, tomé mucha cerveza sin alcohol, avena, etc.), me sacaba la leche cada dos horas y media con el sacaleches del hospital (un maquinón, por cierto)... mi producción era envidiable.
El problema fue el poco tiempo disponible con ellos y que luego en casa me volvía loca, no sabía cómo ponerlos a los dos a la vez, lloraban juntos por hambre, las visitas que no ayudaron nada, solo nos estresaban más (creo firmemente que todas las madres deberiamos unirnos para exigir que nos dejen en paz, ¡por lo menos el primer mes! ¿No os dais cuenta de que necesitamos tranquilidad y adaptarnos a una nueva y pequeñita vida? Por lo menos llamad y preguntad si podéis visitar ahora o es mejor esperar un poco más). Les di mi leche en bibe por casi tres meses, pero en mi pecho fue muy poco tiempo, me pudo la situación y me venció.
Hoy en día me arrepiento de no haber luchado un poco más. Siempre tuve la imagen en mi mente de mis dos pequeños en mi pecho y esa sensación tan hermosa que se siente al amamantar. Ainsss (suspiro de pena).
Portear: con Rober ni me lo planteé, la verdad, no me preguntéis por qué, simplemente ni lo pensé, y con ellos, cuando me lo propuse firmemente ya pesaban mucho para mi espalda, además, ¡todas estas cosas son tan difíciles con dos bebés!
Me encantaría experimentar esa sensación de tener a tu pequeño trocito de carne en un fular pegadito a tu pecho, ¡me parece algo tan hermoso! Y además me parece ideal para combatir todos esos brazos amenazantes que te lo quieren quitar. ¡¡¡NO, es solo mio!!!
Imagino que habrá algo para portear mellizos, pero la verdad, me da un poco de miedo pensar en el peso y ahora ya me pilla con ellos un poco mayores para el porteo.
Estoy segura de que si algun día vuelvo a quedarme embarazada (crucen los dedos), lo primero que compraré será un buen fular o una buena mochilita de porteo.
Colecho: con Rober lo practiqué, pero no desde bebé. Recuerdo que ya era algo mayorcito y fue realmente precioso. Me comían la cabeza con que los niños tienen que tener su espacio, que si duermen contigo los malcrías, y bla bla bla.  ¡¡NO HAGÁIS CASO NUNCA DE ESTO!! La cercanía de mamá, el amor y el calor, eso nunca malcría, al contrario, formas niños seguros y sin miedos y la sensación es realmente maravillosa.
Con los peques me hice un poco de lío, porque al principio quería que durmieran juntitos, como estaban en mi pancita, y así lo hice, en una cunita juntos, era tan bonito verlos tocarse para dormir, ¡se tenían el uno al otro! Luego crecieron y ya se molestaban, se despertaban, y decidí cambiarlos cada uno a su cuna, pero aún siguen en mi habitación y creo que por mucho tiempo más. Pero sí que me gustaría poder colechar de verdad, el problema es que dormir cómodos  cuatro en una cama de 1,30 es un poco complicado, ¿no creéis? Tal vez unir una de 90 a la nuestra sería la solución (aún le estoy dando vueltas a la situación). Si sabéis cómo lograr acostar en una cama a un par de fierecillas a los que siempre les pica el culete por correr, y lograr que en vez de bajarse y correr DUERMAN, ¡avisadme!
BLW baby led weaning,   básicamente alimentación en trozos, nada de papillas. Con Rober os imaginaréis que nada que ver, ni tan siquiera conocía este tipo de alimentación.
Con los bichillos la conocí tarde, esta forma de introducir los alimentos se debe empezar a los seis meses y sin ofrecer papillas, los peques tienen que aprender a comer masticando, no tragando sin más, y cuando supe de ella los míos ya habían empezado con las papillas. Me informé, y había riesgos porque ellos ya estaban acostumbrados a tragar directamente.
Para este proceso el bebé debe estar limpio de información y empezar de cero de esta manera.
Es otra cosa que tengo muy clara si algún día vuelvo a tener un pequeñín. Me parece mejor enseñar al bebé directamente a comer trozos y a saborear realmente el alimento en su forma natural. ¿Nunca habéis pensado qué coñazo para ellos? Aprender primero a digerir papillas para que al ser un poquito mayores ¡los estresemos con los benditos trozos! ja ja ja así de pesados somos los padres.
Pañales de tela: al conocer estos pañales tan monos que hay ahora, y tan prÁcticos, morí de envidia por no poder hacerlo con Rober, ¡ay, lo que me hubiera ahorrado! Y con los mellis también, y os estaréis preguntando: ¿por qué no lo hago con las fieras? Pues sencillo, no me compensaría el gasto que voy a hacer ahora en un buen lote doble de pañales de tela (son carillos) para el tiempo que les queda de pañal.
Tal vez, si más adelante viene el cuarto hermanito (a) sí que lo estudiemos seriamente, ya investigué sobre el tema y sale muy, muy rentable, además de que la piel del culito del bebé sufre bastante menos aunque no lo creáis.
Y hasta aquí mi Top Five de arrepentimientos con mis tres fieras o lista de cosas pendientes para un próximo hermanito (a).


¿Cuántas de estas cosas se te quedaron pendientes a ti también por el camino de la maternidad? ¿Cuáles has aplicado y me puedes recomendar?
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