Hasta ahora la relación de la pequeña saltamontes con el agua no había sido muy fructífera. La primera vez que fuimos a la piscina se puso a llorar en cuanto otros niños la salpicaron al pasar corriendo por su lado. ¡Maldita agua fría! En la playa la cosa había ido mejor, pero Maramoto tampoco mostraba ningún interés especial por la arena o el agua. Más bien parecía que le daban cierto respeto. Era un quiero y no puedo. Hasta el fin de semana pasado.
El viernes por la tarde nos fuimos a la playa de la Malvarrosa con los abuelos modernos y la tía festera. Llegamos a las cinco, para intentar que ya no hubiese un sol demasiado fuerte (Mara ha conseguido algo que parecía imposible, salir más blanca que sus padres) y nos volvíamos para casa a las 8. Por el medio tres horas en las que Maramoto no paró ni un segundo. Y cuando digo ni un segundo, es ni un segundo. Primero gateando por la arena y haciéndonos reír a carcajadas con sus caras (parece que la arena le da cierto repelús). Luego dando brincos y chapoteando en el agua, donde descubrió que le encanta ese sabor salado del agua de mar. Y finalmente, cuando conseguimos sacarla, caminando cogida de nuestras manos playa arriba y playa abajo. Siempre decimos que no sabemos de dónde saca nuestra pequeña saltamontes tantas energías, pero el viernes pasado nos dejó alucinados, más que nada porque desde que nos levantamos a las 9:30 para ir a coger el AVE, sólo había dormido unos 15 minutos en el trayecto entre Madrid y Valencia.
La consecuencia de tanta actividad y tanto amor playero era esperable. En el camino de vuelta a casa… ¡Maramoto se durmió en el coche! Un hecho sin casi precedentes en sus 11 meses de vida. Y lo que es más flipante, ya no se despertó hasta las 9:30 de la mañana del día siguiente. Vamos, de esos días en que por falta de costumbre, te preocupa que duerma tanto que de vez en cuando no puedes evitar acercarte a ella para asegurarte que respira. Pero sí, respiraba. Y dormía como un angelito. Vamos a tener que montar un playa en nuestro pequeño piso…
PD: Gracias a tod@s por vuestros comentarios y muestras de ánimo tras el último post. Uno se siente muy feliz formando parte de una tribu de papis y mamis tan molones.