Hoy vamos a hablar de menopausia, sudor y lo que yo he terminado por llamar el síndrome de la axila derecha. Si ya en su día hablé de los sofocos, ahora es el turno del único efecto secundario que conlleva: la sudoración.
Yo hasta hace unos años no sabía que era eso de sudar como un pollo. Ni siquiera cuando hacía deporte. En ese caso, me ponía rosa como un cerdo. Pero eso es otra historia. En días de mucho calor podía sudar algo pero casi insignificante y sin olor. Sin embargo, desde que la menopausia llegó a mi vida, el sudor también.
Al igual que pasa con los sofocos, la sudoración es provocada por los desequilibrios hormonales de este periodo de la vida de toda mujer. Estos cambios, fundamentalmente, afectan el funcionamiento del hipotálamo, el encargado de la temperatura del cuerpo. Vamos, que las menopáusicas tenemos el termostato estropeado sobre todo por la noche y cuando nos estresamos.
¿Tratamiento? Ninguno si la cosa no se convierte en hiperhidrosis, que entonces habría que preocuparse porque podría ser un síntoma de alguna enfermedad. Pero si la cosa está dentro de los parámetros normales, aunque para ti no lo sean, lo único que puedes hacer es cuidar mucho la higiene y, sobre todo, hacerse con un buen desodorante que no te abandone.
Y ¿qué es eso del llamado (por mi) síndrome de la axila derecha? Desde que he empezado a sudar me he percatado de que, aparentemente, solo me huele el ala derecha. Cuando algo atufa en mi entorno, disimuladamente trato de olerme y siempre, siempre es la axila derecha la que huele (ojo, solo huele un poco, que no atufa, pero es que una está obsesionada).
Yo que pensé que esto era una tara mía (no sé si mental o física) resulta que comentándolo con otras pre y menopaúsicas ¡¡¡les pasa lo mismo!!! Y es que, efectivamente, la axila derecha suda más y, por lo tanto, tiende a oler un poco más intensamente.
¿Explicación? Por supuesto que la hay y ¡¡con evidencia!! La Universidad de Liverpool ha investigado sobre ello e incluso hay una publicación en la revisa especializada Chemical Senses, en la que se concluye que el olor entre una axila y la otra es diferente. Y el motivo no es otro que usamos un brazo más que el otro (yo soy diestra) y de ahí que mi axila derecha produzca más sudor y de un olor más intenso.
Así que, seas hombre o mujer, tú también sufres del síndrome de la axila derecha o izquierda (seas una persona diestra o zurda). Así que cuando te duches, ya sabes dónde insistir y, por favor, no escatimes en desodorante.
¡¡FELIZ MARTES!!!