Como sabéis me programaron la cesárea para el día 3 de agosto.
La noche anterior al ingreso no pude pegar ojo, lo mismo le ocurrió a mi chico, en mi cabeza no dejaba de pensar en que al día siguiente me convertiría en mamá. Muchas preguntas rondaban en mi cabeza, ¿a qué hora me harían la cesárea? ¿Cómo sería? ¿Me dolería?¿Cómo sería ella? ¿Sabré hacerlo bien? Voy a ser mamá….
Nos levantamos a las 6.30h nerviosos, a las 8:00h teníamos el ingreso.
Recogí todo lo que necesitaba y fuimos al hospital con mi bolsa preparada.
Cuando llegamos nos dirigieron a la zona de monitores para hacerme una ecografia previa y comprobar que continuaba en posición de nalgas, así era, no se había movido. Después me pasaron a monitores durante media hora para ver el ritmo cardiaco del bebé y seguido comenzaron a rellenar mis papeles de ingreso y las autorizaciones de la cesárea.
Ya lo tenía todo, sin embargo comenzaron a llegar premamas dispuestas a dar a luz ese mismo día, la sala se iba llenando y mis opciones de una rápida cesárea de iban reduciendo.
Los médicos me informaron que al ser yo la paciente menos urgente lo más seguro sería que me hiciesen cesárea a última hora de la mañana o ya por la tarde.
Me subieron a planta para que esperase tranquilamente mi turno en una habitación, son horas que no pasan… Me preparé con el pijama correspondiente del hospital y me tumbe en la cama a esperar. Mi chico y mi madre me acompañaban.
A las 13,38h vinieron a buscarme.
Comenzaron los nervios de verdad.
El trayecto hasta quirófano fue muy rápido hasta que me separe de ellos, del futuro papa y la futura abuela. Al quedarme sola me sentí vacía y no dejaba de tocarme la barriga.
Entré en un pasillo ancho antes de quirófano donde vinieron a presentarse la anestesista, el cirujano y el médico encargado de la operación, me pusieron la vía y me quede sola durante unos minutos, fue un momento de reflexión, ella y yo, eran los últimos minutos donde la sentiría dentro y fue ahí donde me rompí a llorar invadida de la nostalgia y el nerviosismo, nostalgia de no volver a sentirla dentro y nerviosa por lo que vendría.
Entramos en quirófano y me sentaron en la mesa de operaciones, la anestesista iba narrándome paso a paso el procedimiento que iba siguiendo para ponerme la epidural, se lo agradecí porque esto me tranquilizaba, no me dolió, pronto comencé a sentir hormigueo en las piernas y las subí a la mesa de operaciones antes de que no pudiese con ellas.
Me pusieron una sonda, para eliminar luego la anestesia por la orina y me ataron los brazos para evitar cualquier reacción incontrolada, pusieron la sábana para que yo no pudiese ver la operación y me suministraron medicamento por la vía.
Comenzaba la cesárea, tenía miedo, pero no deje de sonreír.
Es extraño porque la epidural consigue eliminar completamente el dolor pero no las sensaciones, yo noté todo, los médicos estaban a 15cm de mí y les oía perfectamente, la nena sacó primero una pierna pero al no poder sacarla tuvieron que meter la pierna y girar para sacarla dese el culete. Me maree un par de veces.
Yo preguntaba continuamente a la anestesista si había salido ya, ella me sonreía y me decía que no, creo que se lo pregunte un par de veces, a la tercera me confirmó que ya había nacido, eran las 14:53h.
India con 3410gm y 50cm.
Me sentí rara, no la oía, no oía a los médicos hablar sobre ella, y no veía nada detrás de esa sabana verde.
La sentí, no lloraba pero era como si hablase, se me caían las lágrimas y la anestesista me soltó una de las manos para que pudiera secarme la cara, y ahí llegó ella, India, tan blanquita, con su malla en la cabecita, los ojos súper abiertos color gris y me la pusieron al lado, yo la cofia con una mano contra mi y no deje de besarla hasta que se la llevaron, mientras me cosían.
Pase a reanimación y a pesar de los dolores no perdí mi sonrisa en ningún momento, te administran sedación para los dolores y esperan a que muevas completamente las piernas para subirte a planta, esto suele tardar 2-3 h, yo hice el esfuerzo de mover continuamente las piernas y en una hora recupere. Las enfermeras decidieron subirme a planta.
Yo necesitaba estar con mi niña.
Y allí estaban los dos en la habitación esperándome, mi chico haciendo él piel con piel con mi pequeña, me alegro de que haya podido vivir ese momento suyo y hacerle de alguna manera participe del parto.
No he vuelto a separarme de ella, del amor de mi vida.