Algo que tenemos que comprender es que todo el mundo tenemos miedo. El miedo es algo natural, algo necesario. Sin miedo no habría instinto de supervivencia. Lo malo llega cuando esos miedos empiezan a controlar nuestras vidas y no al revés.
Seguro que se os ha venido a la cabeza algo que os dé miedo, cualquier cosa, desde hacer el ridículo en público, ver un fantasma, enfermar, quedarte solo/a, hasta incluso morir. Pero, ¿cómo reaccionáis a ese miedo? Seguramente os ronde la cabeza un ratito, sintáis algo de pavor, y automáticamente dejáis de hacerle caso. Pero dejáis de hacerle caso porque ese miedo es sólo eso, un miedo, en ese instante no es real, y sois conscientes de ello.
¿Qué le ocurre a una persona con TOC? En resumidas cuentas no puede sacarse ese miedo de la cabeza. Pongamos como ejemplo la muerte. La muerte es un miedo común, ya que la muerte es algo real al que nos hemos de enfrentar. Es natural tener miedo a morir o a que muera un ser querido, pero no nos debe condicionar el día a día, porque nadie sabe realmente cuándo va a morir. Digamos que en el TOC, un día como otro cualquiera te asalta ese pensamiento. Se te pasa por la cabeza la idea de la muerte, en ese instante experimentas un miedo lógico, pero tu mente ha cogido el pensamiento y empieza a analizarlo. Craso error. En ese momento la persona empieza a pensar “¿y si muero hoy?” “¿y si llaman ahora y me comunican que ha muerto un ser querido?” así millones de cuestiones que hacen que tu miedo aumente, que la sensación de peligro se altere y caigas en un bucle de ansiedad. Ya tu mente no piensa en otra cosa, ella cree que la muerte está ahí, ahora. Que es real. Te hace creer que es real. Entonces empiezan a aparecer compulsiones, sean físicas o mentales, y por consiguiente, evitaciones. Creemos que con ello el miedo se irá, pero no es así. Tal vez logremos apaciguarlo un rato, pero no se va, se hace más fuerte…