Parece ser que cada vez hay más niños adictos a las pantallas. A cualquier tipo de pantalla, ya sea ésta la de un televisor, un smartphone o una tablet. Niños que sin estar conectados a cualquier dispositivo de este tipo no saben distraerse ni aliviar las sensaciones negativas que causa esa emoción tan necesaria llamada aburrimiento. Y la razón de que esto sea así, en gran parte, es por la forma que tenemos los padres de permitir su uso desde bien tempranas edades.
La permisividad de los padres en cuanto al consumo tecnológico
Sí, nos guste o no, somos los padres los responsables del mal uso o abuso que nuestros hijos hacen de esta tecnología, que bien utilizada es de una enorme utilidad. Pero lo cierto es que nos cuesta poco conectar a los niños a las NIÑERAS TECNOLÓGICAS. Unas niñeras estupendas que distraen y atontan a los peques, de modo que dejan de molestar.
Así, con cualquier excusa como que tenemos que hacer la cena, limpiar o planchar les enchufamos una pantalla y se acabó. Quizás lo mejor sería que les incorporásemos en estas tareas y que aprendieran a responsabilizarse de las diferentes labores que hay en casa.
Pero volviendo a esa solución tan maravillosa que puede parecernos a primera instancia, nuestras niñeras tecnológicas, las que mantienen a los niños quietos y embobados, tienen a largo plazo más inconvenientes que ventajas.
¿Por qué?
Porque al conectar a los niños a los dispositivos electrónicos les desconectamos de sí mismos y del mundo que les rodea. De modo que impedimos que desarrollen sus propias estrategias para combatir el aburrimiento.
¿Qué estrategias son estas?
Imaginación, que les permite inventarse historias o plantearse preguntas, por ejemplo.
Atención a lo que les rodea. Algo fundamental para que nuestros hijos aprendan a admirar aquello que tienen.
¡¡¡ Pero que no cunda el pánico!!!! Claro que podemos usar este tipo de recurso pero debemos intentar que no sea el único.
El problema está en el abuso, cuando vemos que los niños adictos a las pantallas no saben comer sin mirar la tele o una tablet, se ponen nerviosos cuando les decimos que no pueden utilizar nuestro smartphone o que deben practicar cualquier tipo de actividad no relacionada con la tecnología.
Pautar el acceso y consumo de la tecnología
Sé bien de lo que estoy hablando. Porque como madre de dos niños, aún pequeños, me enfrento a esta problemática a diario.
En casa decidimos eliminar el consumo de televisión y de tecnología (ordenadores, tablets y smartphones) de los niños entre semana. Las horas que pasaban en frente de las pantallas llegó un momento en el que consideramos que era excesivo y que ello les restaba tiempo de juego, lectura, creatividad e interacción inter e intrapersonal … De modo que de lunes a viernes tarde, no hay dibujos, series, videojuegos, ni otras pantallas a no ser las que sean necesarias para hacer las tareas escolares.
Algo tan sencillo no es tan fácil de poner en práctica. Porque los niños adictos a las pantallas no pueden contener su necesidad de consumo. Se han habituado tanto a la tecnología que no conciben su día a día sin ella. Tener un tiempo sin imágenes rápidas, llenas de contenidos de fácil digestión, en la que no necesitan hacer más que mirar o teclear sin pensar mucho, les genera ansiedad. Y esta ansiedad deriva, por lo general, en rabia, enfado, frustración, …
Pautar el acceso y el consumo responsable de la tecnología, es también el objetivo de un libro que tengo hoy entre mis manos. Se trata del último libro de Óscar Gonzalez “Tus hijos y las nuevas tecnologías. Consejos para educarlos y protegerlos”. Un libro que encontrarás reseñado en breve en este mismo blog pero que puedes adquirir hoy mismo desde aquí si lo deseas puesto que te dejo un enlace de compra.
Lo quiero
Los nativos tecnológicos no existen
Por más que intentemos convencernos que nuestros hijos son nativos tecnológicos y que ellos saben lo que hacen cuando se conectan a las pantallas y a las redes, la verdad es que no es así. Es solo una excusa que los padres nos damos para mirar hacia otro lado y no enfrentarnos con una realidad más que importante. Y ésta no es otra que la de admitir nos ha tocado vivir en un entorno velozmente cambiante y que debemos adaptarnos a él. Adaptar nuestros métodos educativos y poner límites y normas en el uso y consumo de también de las pantallas, el acceso a las redes sociales y a la forma de compartir información.
Ni que decir que el televisor no es solo un electrodoméstico más, que los smartphones no son solo un medio de comunicación y que las tablets no son solo un modo de llevar nuestro trabajo y ocio en un cómodo dispositivo.
Está claro que como padres debemos ponernos al día y reflexionar sobre el uso que nosotros damos también a estos aparatos tan fabulosos. Yo, sin ir más lejos, estoy muchas horas conectada a una pantalla, ya sea leyendo, escribiendo o compartiendo contenidos. Mis hijos observan mi conducta y … como niños que son aprenden observando, imitan mi conducta y queda claro que si quiero que ellos no estén enganchados a las pantallas yo debo dar el primer paso y dar ejemplo.
¿Y tú? ¿Cómo usas las pantallas? ¿Cuántas horas pasas delante de una?¿Qué sueles hacer? No es necesario que me contestes. Solo son preguntas para la reflexión.
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