Se entra en polémica cuando se habla de religión e infancia, pues muchos consideran que no se debe “obligar” a los niños a iniciar un camino de fe. En contraposición, jerarcas de las diferentes corrientes religiosas señalan que a través de las familias es que debe darse el proceso de iniciación.
Las relaciones familiares
Pero hay un punto muy cierto: una vez crezca podrán decidir si permanecer en esa religión o desea experimentar sus creencias en otras. La Declaración Universal de los Derechos del Niño de 1959 protege a los menores destacando que no podrán ser discriminados por raza, sexo o religión.
Una de las rutinas de las familias latinas es acudir a templos religiosos con los niños. Allí conocen la manera en que sus padres orientan la fe y también empiezan a generarse dudas sobre los códigos de vestir, los valores, la coherencia entre lo que se predica y lo que se hace y más importante aún, hacer conexión con esa fuerza superior que rige las vidas.
Cómo orientarlos
Con cariño y en lenguaje sencillo deberá orientarles si así desea iniciar el sendero de creencias de su hijo. La oración es uno de los medios que tienen en común las diferentes religiones. En los hogares católicos se cultiva la devoción a las advocaciones marianas o al santoral que aprueba la iglesia. El “Padre nuestro”, el “Credo” y el “Ave María”, son de los primeros rezos que se enseñan.
Se acostumbra a dar gracias en la mañana al levantarse, antes de cada comida, y en la noche antes de dormir. Pero más allá de los rezos, está ese momento en contacto con Dios que sólo se da con la oración. Este elemento es común con otras religiones esa conexión especial, llámese meditación, conversación con Dios, espacio de reflexión, etc.
Sea cual sea la decisión del padre, es importante que enseñen a los pequeños a saber que no están solos en el mundo y que hay algo, que no se puede explicar con palabras, que nos protege y guía.
Esto se logra principalmente a través del ejemplo: es importante que establezcan códigos de comportamientos adecuados que se identifiquen con los valores que promuevan una vida respetuosa y pacífica, eso debe prevalecer.
Sé un buen ejemplo
Pretender ser un buen ejemplo para los hijos no es fácil, menos si de religión se trata, otro consejo es que si quieres ser un modelo a seguir para favorecer el desarrollo emocional de tu hijo, debes tratar a todo el mundo con respeto, no importa a que se dedique, color de piel o religión. Trata también a tus hijos con respeto en vez de ser desconsiderado. Si te ven siendo desconsiderado con un camarero, pensarán que tu comportamiento es el correcto.