Últimamente no paro de encontrar preguntas sobre el deseo erótico y el periodo de lactancia. Muchas de ellas, atribuyen sin querer a la lactancia materna esa falta de (para hablar con propiedad) ganas de tener un coito, que es lo que en realidad desean desear la mayoría de las mujeres que plantean la cuestión y sus respectivas parejas heterosexuales.
El periodo de lactancia materna, es un momento en el que la bioquímica del organismo genera ciertas sustancias que pueden contribuir precisamente a que no se desee tener excitación promovida por los genitales. Los estrógenos caen bruscamente y la prolactina se dispara. Si fuera así de sencillo, muchas mujeres en época de lactancia que alimentan a sus bebés con biberón no tendrían ninguna interferencia en su libido, pero la realidad muestra que estas mujeres también plantean ese descenso del deseo de desear aquello que se cree que es lo deseable.
Más allá de las hormonas y neurotransmisores liberados por el hecho de la lactancia en sí, hay un amplio abanico de factores que intervienen en los deseos, como son el agotamiento, el estrés, la adaptación a los nuevos roles y responsabilidades, los conflictos que surgen en la pareja, etc.
Hace pocos días fue la última vez que me encontré con esta cuestión en un foro sobre lactancia materna. Una de las participantes recomendaba comprar no sé qué hierbas afrodisiacas en un herbolario. Que por mucho efecto placebo que pudieran generar, me temo que los factores de base que hacen que los deseos cambien, seguirían actuando.
La cuestión no es el desear el deseo de lo supuestamente deseable. No es solo un lío de palabras que me permito realizar. Encuentro que, en muchos casos este, precisamente es el esquema que no permite ampliar la mirada. Habrá mujeres que deseen excitarse genitalmente, pero otras muchas que no (como en tantas otras situaciones vitales). Es necesario plantearse la cuestión ¿Qué es lo que deseo? : ¿deseo unas caricias en la espalda?, ¿Un masaje?, ¿deseo unas palabras?, ¿deseo sentirme deseada?, ¿deseo un juego de miradas?, ¿deseo sentir que mi pareja asume su nuevo rol?, ¿deseo sentirme comprendida?, ¿deseo abrazos?, ¿deseo besos? Y, a su vez, otras cuestiones que incluyen el ¿Cuándo?, ¿Dónde?, ¿Cómo?, ¿Con quién?, etc.
No es posible no desear. Solo hay que olvidarse de las imposiciones sobre lo deseable, escucharse con cariño y dejarse llevar.
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