¿Qué nos está pasando a los padres? No sé a ustedes pero, a mí a veces me da por pensar que me falta algún gen maternal o, tal vez sea un chip atrofiado que me impide convertirme en una madre como la mayoría que me rodea. Sin embargo, acto seguido esa idea me desaparece del cerebro y vuelvo a estar segura de ir en el camino correcto.
¿De qué hablo? De la sobreprotección que veo en muchos padres, especialmente, en las madres. No lo entiendo, de verdad, dudo que sea bueno mantener a nuestros hijos entre algodones, pintarles un mundo color de rosa, darles la razón en todo...tratarlos como a bebés, sin darnos cuenta que los niños crecen y necesitan tener responsabilidades en la vida para poder crecer, evolucionar, madurar...
Una de esas responsabilidades son los cuestionados deberes. Los deberes nos gusten o no son una realidad y, sobre todo, los deberes son para ellos y no para nosotros...
Mentiría si dijera que no me siento junto al piojo a la hora de hacer los deberes. Sí, alternativamente el padre y yo nos turnamos para padecer la tortura de los deberes. No de los deberes en sí, los cuales los podría hacer en 5 minutos sino de la saturación producida por los continuos: con la letra más pequeña, sé más cuidadoso, coge bien el lápiz, siéntate bien... Afortunados aquellos que no cantan esta letanía. Sin embargo, nosotros nos sentamos con él, lo alentamos a hacerlo mejor, corregimos... pero no hacemos sus deberes, como muchos padres hacen.
No, me niego a caer en esa trampa. ¿No quiere hacer lo deberes? Muy bien, pues, lleva los deberes sin hacer. Igual más de un padre se está llevando las manos a la cabeza pero yo no creo que les hagamos ningún bien haciéndoles los deberes, ellos han de hacerse responsables. Ahora mismo acabamos de salir de las vacaciones de navidad y el piojo traía 6 fichas, hemos racionado con lógica los deberes, no es cuestión de verlos como un castigo y de hacer toda la tarea de golpe; y no ha sufrido ningún trauma ni ha dicho no quiero hacerlos. Más aún acaba de descubrir lo divertido que es leer y entender lo que está escrito.
De la misma manera que no voy a hacerle los deberes me niego a convertirme en su agenda cuando pase a Primaria. ¿Por qué hemos de ser sus agendas? ¿Por qué hemos de cargar con sus responsabilidades? Yo de pequeña hacía los deberes, y puedo asegurar que lo mío era un horror porque tenía deberes para dar y regalar, y tras terminar le daba a mi madre el block donde anotaba los deberes para que firmara. Mi madre podía explicarme, preguntarme la lección e incluso le recitaba la larga lista de verbos irregulares, pero no nos hacía los deberes.
¿Por qué hemos dado un paso atrás? ¿Por qué esa necesidad de sobrepoteger a los peques? ¿Por qué oigo a las madres pasarse información de deberes trabajos, exámenes en la puerta del cole y consultarlos por el whatsapp? ¡Dios! ¿A quién se le ocurrió crear el whatsapp? No, no, mejor aún: ¿quién fue la primera madre en crear un grupo de whatsapp de madres de cole? Me niego, de verdad, me niego a entrar en ese rol. Mi hijo ha de hacerse responsable de sus tareas, y¡ para eso está la agenda escolar!
El otro día una madre me comentaba que había abandonado el grupo de madres del cole (esa es otra, parece ser que los padres están vetados en dichos grupos, aunque sean ellos los que lleven y recojan a sus hijos...) el día que su hijo le dijo:pregúntale a las madres qué deberes marcó la seño
Desde ese día su hijo se ha ocupado de anotar cada uno de las tareas marcadas en clase, era eso o terminar los deberes a la hora del recreo. Yo aplaudo actitudes como esa. Sí, porque ¿qué va a pasar si al día siguiente llega con los deberes sin hacer? Yo sí que podía haber bajado al mismo infierno de haber olvidado llevar sin hacer algo, y créanme que no exagero ni un pelo...
Besitos avainillados