Dime, de todo este listado, con que ladrón de tu tiempo te identificas:
.- Objetivos de vida poco claros.
.- Falta de prioridades.
.- Improvisación diaria.
.- Falta de planificación.
.- Exceso de compromisos.
.- Tendencia a la postergación.
.- Actitud perfeccionista.
.- Desmotivación.
.- Necesidad de horas extras.
.- Desplazamientos largos.
.- Poco tiempo de lectura.
.- No conocer las propias capacidades.
.- Necesidad de aprobación constante.
.- Agotamiento por sobreesfuerzo.
Ahora, colócalos en esta tabla:
Que sepas que todas ellas son las que hacen que tu tiempo sea improductivo y, por lo tanto, te llevan a que tus hábitos de vida sean repetitivos y perjudiciales, sintiendo que te es imposible librarte de ellos.
Si somos conscientes de lo que nos hace daño o no nos beneficia, ¿por qué lo seguimos...
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Ahora, en la misma lista de arriba, registra tus hábitos negativos, los que quieres cambiar y analiza porqué aparece. Dale la vuelta, plantea el hábito de modo positivo, con las posibles soluciones y marca en el calendario, durante 21 días, tu constancia en el cambio.
Ejemplo:
El hábito que quiero cambiar y la descripción: Siempre tengo el dormitorio desordenado. La ropa nunca está en su sitio, los zapatos no caben en el zapatero y el tocado está lleno de libros, botes de colonia medio vacíos y pinturas de maquilla viejas.
La causa: la falta de tiempo por las noches para organizarlo.
Que me provoca esto: hace que me sienta mal, no encuentro la ropa cuando la necesito (suele estar siempre arrugada o sucia) y cuando me voy para cama me agobia ver el dormitorio tan descolocado. No me transmite sensación de paz mi habitación.
Ventajas de cambiar todo esto: sensación de orden, ropa limpia y colocada, sensación de dormitorio relax, descanso mejor y me levanto animada. Huele a fresco y me siento serena.
Nuevo hábito constructivo: Limpieza y orden en los dormitorios.
Modificaciones para que sea posible: limpieza del zapatero para ver que zapatos valen y cuáles no, lo mismo con el armario y la ropa. Levantarme 5 minutos antes para que, mientras desayuno se ventile la habitación y pueda dejar la cama hecha.
Cambio: Hoy mismo, a la noche, me pongo a hacer la limpieza.
Refuerzo: Sacar una foto del antes y del después y ponerla en mi mesita a modo de recordatorio. Al menos, los 21 días, hasta que mi hábito esté establecido.
Recompensa: Serenidad, invitación al descanso, ánimo positivo al levantarme y ganas de seguir simplificando más espacios de mi hogar. Me siento dueña de mi tiempo y de mis decisiones.
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