Parece que en muchas ocasiones se les olvida que hay otros profesionales llenos de luz, de cariño, y de vocación: los pedagogos terapeutas.
Pedagogos terapeutas: grandes profesionales vocacionales
Maestros que como los anteriores citados vuelcan el corazón en lo que hacen y, que en cada jornada de trabajo se esfuerzan al máximo por mejorar y ofrecer una educación de calidad a sus alumnos. Ellos son pedagogos terapeutas: maestros especializados en educación especial. Sí, esas grandes personas que una gran parte de la sociedad ni siquiera recuerda.
Desde hace mucho tiempo les he admirado. Creo de verdad que forman parte de los héroes del sistema educativo que tenemos. Y poder ver en directo cómo trabajan, lo que hacen en cada clase, sus habilidades como profesionales y personas, ha sido algo increíble y que no voy a poder olvidar en bastantes años. Viven su trabajo. Y eso, se les nota muchísimo en la mirada. Una mirada llena de cariño, paz, emoción e ilusión que intentan transmitir desde buena mañana a sus estudiantes.
Pedagogos terapeutas: en busca de la igualdad en clase
Niños y niñas que como todos los demás, necesitan ser escuchados, valorados, motivados y respetados. Y en eso, los pedagogos terapeutas son expertos. La ternura con la que hablan, su comprensión, su empatía, solidaridad y su gran corazón, hace que te sientas rápidamente orgullosa. Orgullosa de saber que los alumnos con necesidades educativas especiales, cuentan con un gran apoyo. Un apoyo incondicional.
Ellos, son los que ayudan a los niños y niñas a ser más autónomos, a tener un buen concepto de sí mismos. Les ayudan a valorarse. Les brindan oportunidades para desarrollar sus habilidades sociales, su creatividad. Son los que crean un ambiente lo más acogedor posible para que los estudiantes se sientan cómodos y sin ningún tipo de presión. Son los que velan por su bienestar, por su seguridad, y también por su felicidad. Hacen todo lo posible para que sonrían y para que disfruten de su día.
Sensibilidad, profesionalidad y conciencia
Maestros que trabajan en cada momento atendiendo a la diversidad, adaptándose a los alumnos para conseguir un adecuado proceso de aprendizaje. Docentes que aplican en cada jornada su increíble sensibilidad hacia las personas, transmitiendo siempre serenidad, tranquilidad y seguridad. Maestros que también se encargan de concienciar a las personas sobre lo que hacen. Sobre la importancia que tiene una educación de calidad de todos y para todos.
Maestros que se enfrentan a nuevos retos cada día. A nuevas experiencias y también a nuevos aprendizajes y que se involucran con los alumnos y sus familias, que siempre quieren lo mejor para ellos. Docentes que asesoran, orientan y apoyan a padres y madres luchadores que pueden perder en algún momento las fuerzas. Maestros que nunca se dan por vencidos, que están ahí incluso en las adversidades.
Pedagogos terapeutas: maestros con un gran corazón
Maestros que educan con amor, con valores y desde el corazón. Docentes que sacan sonrisas, dan cariño y empatizan con los alumnos. Maestros que sin duda alguna tienen una luz increíblemente especial dentro de ellos, y la aprovechan al máximo en su día a día. Profesionales increíbles que creen al cien por cien en sus alumnos, en sus talentos, en sus habilidades y en su esfuerzo. Que tienen en cuenta sus emociones, sus sentimientos, sus miedos, dudas e inseguridades.
No es un trabajo fácil y mucho menos reconocido. Ellos lo saben. Posiblemente haya días en los que lleguen a sus casas, se tumben en la cama y se echen a llorar. Habrá momentos en los que la jornada laboral no haya evolucionado cómo ellos querían. Habrá situaciones complicadas que tendrán que superar. A veces, sentirán que les faltan las fuerzas para seguir adelante en su trabajo. Y algunos días dudarán de su profesionalidad, de si lo estarán haciendo bien.
A veces se sentirán inseguros. En ocasiones, creerán que navegan a la deriva sin ningún rumbo. Un rumbo que no tardan en encontrar. Unas fuerzas y energías que renuevan cada día. Y una ilusión que llega a todos los corazones y que recuperan al ver sus alumnos y decir: “sí, este es mi sitio y estoy orgulloso”. Son grandes profesionales, pero también maravillosas personas que aportan muchísimos beneficios a la sociedad. Son maestros de educación especial, y su trabajo para mí no tiene precio.
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