Poco apego al nacer, muchas horas entre incubadoras y exámenes. Poco piel con piel. Al salir de la clínica la bebé ha perdido peso, pero lo normal. Pero no sube lo normal. Salimos con la receta de leche artificial. Primer control, ha subido menos de lo esperado. Y salimos con un tarro de muestra de leche artificial. Segundo control, ha subido mejor pero aun no lo suficiente, y salimos amenazadas que mi leche no sirve de nada, que me deje de tonterías y le dé un biberón.
Y se lo doy. Y ella lo vomita. Y no un poco, sino a chorro. No más leche artificial, me digo. Intento sacarme leche, pero sale poca (“ves como no tienes leche?” -escucho) pero cómo iba a salir leche si la pequeña hacía largas tomas y cada hora estaba al pecho?
Malabarismos y la sombra del bajo peso nos acompañan semana tras semana, mes tras mes. Establecemos horarios rígidos, cada 4 horas para asegurar “la calidad de la leche” Encontramos una pediatra que no sigue el manual, que nos dice que si no pierde peso no pasa nada. Y ella no pierde, pero tampoco sube lo que suben los demás niños. Sube, pero menos. Y si vas a pensar que la niña duerme todo el dia porque le falta energía, nada de nada. La niña de hecho duerme poco.
5 meses y se quiere introducir la fruta. La introducimos. 6 meses y la verdura. 7 meses y el pollo y la carne. La niña se come unos platos que ni yo sería capaz. Y se toma su leche (mi leche) antes de cada comida. Y sigue sin subir de peso lo suficiente.
Ya no puede ser tema de la leche. Quizás mi leche no era el problema, pero ahora nadie me lo dice. Ahora, ahora si es cosa de la curva, es su curva que es así.
Destetamos con un año, ella come por dos. Y sigue sin engordar lo suficiente. Pero ahora ya a nadie le importa. “Es delgada” me dicen, que suerte. ¿Por qué esa respuesta no servía cuando tomaba la leche? Me hubiera ahorrado mucha angustia, y me hubiera permitido disfrutar más en una bella etapa de la crianza. Una no sabe como los especialista, una es primeriza, una tiene dudas, y no ayuda que todo se centre en “tu leche, que no alimenta”
Respeto la elección de las madres que deciden dar biberón a sus hijos. El tema es que cuando una quiere luchar por su lactancia materna, ¿por que no ayudarme un poquito más?
Eso sí, me sirvió de aprendizaje, fue una experiencia más que me llevó a cambiar mi forma de pensar, de criar, de escuchar consejos. Mi segunda hija tomó lactancia a demanda, sin horarios, sin presiones, con total entrega y disfrute.
Después de mi propia experiencia, escuché o me contaron otros casos parecidos al mío, lactancias que se terminaban anticipadamente, madres que se apenaban por ello convencidas que no sabían amamantar. Pero los pediatras y matronas son los que saben ¿no? Tenía ganas de opinar, de contar mi experiencia, de decirles que buscaran otra opinión. Pero, las opiniones cuando no son solicitadas, siempre he pensado que hay una fina linea entre dar la experiencia de uno y que parezca que aleccionas. Así que, callaba la mitad de las veces, porque total…yo lo que sabía era lo que había vivido yo. Y era un caso entre un millón. Pero quería poder ayudar.
Por eso decidí anotarme al curso de formación de asesoras de Edulacta. Tres meses de contenido, casos y de aprender mucho. Mi trabajo no es ser asesora de lactancia, tengo otro trabajo, además de dedicarme a las niñas, pero aunque no me vaya a dedicar a ello, me encantó poder tomar parte de esa formación. Aprendí muchas cosas que no sabía y confirmé otras que suponía, aprendí cómo detectar posibles problemas, aprendi herramientas para dar apoyo, y tuve a mi disposición mucho material y mucha información con la que poder ayudar a otras mamás. Después de esa formación, me sentía más segura cuando alguna amiga me preguntaba una duda sobre la lactancia, pude argumentar y explicar mejor los problemas que podían estar surgiendo. Recuerdo que algo que me impactó es poder identificar problemas que tuve yo en la lactancia, como una mastitis que en realidad no lo fue, y que se trató de manera equivocada. Recuerdo haber compartido información con una amiga un tiempo después, que tenía una situación parecida, para que la diagnosticaran correctamente.
Cada vez, desde que tomé la formación, que he podido compartir esos conocimientos o ayudar, me ha encantado. Por eso sé que en un momento u otro complementaré estos conocimientos y encontraré la manera de ayudar a más mamás, no solo las de mi entorno. Y si eres madre lactante y me estás leyendo y tienes alguna duda, puedes escribirme y feliz haré lo posible por ayudarte.