Este verano realicé algunas sesiones de reflexología podal con Alicia C. Sánchez y, entre otras cosas, tocó un punto en mi pie muy doloroso que es el que está conectado directamente con la esfera emocional. ¡Cuántas cosas ahí encapsuladas! Emociones no expresadas, cargas y angustias no digeridas, miedos reprimidos, pensamientos molestos, culpas, negaciones…
Hablamos sobre ello, me desahogué bastante y me di cuenta que como madre presente, que está prácticamente 24/7 con sus hijos, aún sin querer almaceno emociones negativas que no llego a expresar. ¿Por qué? Porque estoy con los niños, porque les quiero proteger de mis preocupaciones, de mis agobios, porque es lo que he aprendido en mi linaje femenino… Es un mecanismo muchas veces automático del que a veces no me doy ni cuenta… Y reflexionando sobre ello, y la necesidad de gestionar las emociones hacia afuera, le propuse a Alicia, que ve a muchas mamás en su consulta con el mismo patrón que yo, que nos regalara un artículo con su sabiduría como reflexóloga, terapeuta y mamá.
Y aquí está por fin. ¡Gracias Alicia!
Qué pasa con mis emociones cuando soy madre
Cada día observo, como muchas madres reprimen sus emociones y se las tragan, emociones negativas que no quieren; ni vivirlas, ni siquiera sentirlas, emociones como mujeres humanas, que de una manera o de otra tienen que salir, y si no salen, porque no nos las podemos permitir o porque no son emociones ejemplares para nuestros hijos, nos van minando interiormente hasta que explotan de una manera u otra.
¿De qué manera?
Se suelen transformar en lágrimas en la consulta, cansancio constante, enfermedades y/o dolores físicos; que en un principio fueron una situación vivida con sentimientos y pensamientos que quisimos borrar.
Pero sabéis qué, nada se borra, es más, si actuamos así, la vida nos mostrará situaciones iguales o muy parecidas una y otra vez y otra vez, hasta que decidamos mirar esa situación con sus emociones correspondientes, y la aceptemos tal como es.
La base de cualquier cosa en la vida, es aceptar tal y como es.
Las emociones se cansan de no ser atendidas
Cuando toco los pies de muchas madres, escucho cómo padecen todos esos corazones, causa de esas emociones reprimidas.
Las emociones están en nuestro plexo solar, y tienen una estrecha relación y complicidad, con el corazón y los pensamientos, y finalmente, cuando esas emociones están cansadas de
no ser atendidas; ignoradas o repudiadas, por esa madre/mujer/esposa/hija/nieta, estalla algún dolor físico, ya que es la única manera de ser escuchadas y sanadas, y aun y así, muchas veces son acalladas temporalmente con algún medicamento, como un parche, y vamos poniendo parches y parches, en nuestra rueda (nuestro cuerpo).
Recordad, que una rueda se puede cambiar, un cuerpo no, así de importantes son las emociones y los pensamientos que nuestros corazones absorben a diario.
Después viene la pregunta del siglo XXI…
¿Y qué podemos hacer?
Aishh… Buscamos y queremos que alguien nos solucione esas emociones arraigadas, esos pensamientos constantes, pero somos nosotras las que tenemos de lidiar con las emociones y pensamientos cada día de nuestra vida, si no nos cuidamos por dentro y por fuera, nadie lo va a hacer, y nuestro cuerpo no nos lo pondrá nada fácil a lo largo de nuestra vida.
No hay pociones mágicas, ni psicólogos excelentes, ni terapeutas brillantes, ni milagros divinos, sin algún esfuerzo y trabajo diario, y eso nos toca hacer a todas y cada una de nosotras; un cambio que se empieza desde dentro, desde una misma.
¿Qué consejos puedo ofrecer?
Primero ser consciente de lo que nos hace daño, reconocerlo, porque lo que es, es. Acogerlo sin culpas ni juicios, y luego trabajar eso en nosotras, eso que permito que me haga daño.
Trabajar con respiraciones pausadas, meditaciones diarias, algún mantra, un poco de ejercicio y vida sana y tomarnos una hora a la semana para nosotras, solo una hora a la semana, para mí, porque me lo merezco sin culpas ni miedos, algo que me relaje…
Parece fácil y sencillo ¿no?
Pues no, en estos momentos, seguramente habrá algunas o muchas mujeres/mamás que estarán diciendo, “si ya, pero yo no tengo tiempo, yo no puedo por…., yo no tengo ayuda, y un largo etcétera.” Son nuestras excusas, cada una tiene las suyas, cada una tiene su vida, pero piensa que si tú no te cuidas, ¿quién lo va a hacer?, si tú no te quieres, ¿quién lo va a hacer?
Si realmente quieres, vas a encontrar esa hora a la semana por y para ti, porque te lo mereces.
El rol de una madre
Una madre suele ser el pilar de una casa, es psicóloga, mediadora, enfermera, trabajadora, ama de casa, y podría seguir con un sinfín de muchas más cosas, madre de todos, incluso con el tiempo madre de su esposo si no somos conscientes, el lugar como esposa y sobretodo como mujer, muchas veces se pierde por el camino, el camino de nuestras vidas femeninas, perdiendo esa esencia tan bonita, la esencia de ser mujer.
Y vuelvo a repetir, ¿qué pasa con nuestras emociones cuando soy madre y mujer? ¿Dónde está nuestro límite a nivel físico, mental, emocional y energético?
A veces nos sorprendemos a nosotras mismas, ya que ese límite está tan y tan alto, que todavía no lo hemos tocado.
Ser mujer y madre, para mí es lo mejor del mundo, y a la vez puede ser la mayor esclavitud impuesta por nosotras mismas, por nuestras creencias inculcadas, por la sociedad, por nuestros sentimientos de culpa, por ese amor de madre incondicional, en donde primero son los hijos/as.
Solo hace falta ser conscientes, de que primero soy yo, o somos nosotras. No, no es egoísmo, es amor y comprensión hacia nosotras mismas, amor y comprensión a todo lo que hacemos.
Da igual si nos equivocamos, porque no es una equivocación, tenedlo bien presente, es un aprendizaje de la vida, de mi vida, y da igual lo que opinen los demás, eso no importa.
No existe la madre perfecta, sin sentimientos contrarios ni aprendizajes, sin soltar algún grito o un momento de rabia, sin momentos de cansancio, de “ya no puedo más”, pero eso sí, que sean pequeños momentos.
Somos humanas y no superwomen, porque esta vida es real, es la que sentimos, la que vivimos, con sus vaivenes emocionales y lo más importante en esta vida es el tiempo, y el tiempo no se compra ni se vende, no se cambia el pasado y mejor no saber que acontecerá, ya que estaríamos condicionados a ello sin vivir el ahora.
Mi consejo más importante es: “vive el presente, aprende de tus emociones y disfruta tu vida única y especial”.
Gracias por ser quienes sois, por ser como sois, y por aportar tanto a la sociedad, a la vida y a mi vida, gracias.
(Reflexóloga, terapeuta, quiromasajista y mujer/mamá del siglo XXI)
Alicia C. Sánchez
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Aguamarina