Cada Navidad se repiten las imágenes de montañas de regalos bajo el árbol de casa, tanto el día 25 de diciembre como el día de Reyes. Quizá algunos crean que no es malo regalar una gran cantidad de juguetes en esos días, pero ¿y si los regalos se realizan durante todo el año? Los típicos muñecos que se compran para que nuestros hijos no se quejen o regalos para paliar la falta de tiempo que los padres pasan con los pequeños. Al final de todo, los niños y niñas cuentan en casa con muchísimos objetos que no suscitan su interés.
Estas situaciones han provocado que en la comunicad educativa y psicológica se hable de un nuevo comportamiento, al que han nombrado como el “síndrome del niño hiperregalado”, que principalmente lo vemos cuando los niños abren regalos sin parar e interesarse por ninguno, entre otros muchos síntomas.
La psicóloga Sara Tarrés, madres de dos hijos y bloguera, ha identificado unos atributos que podemos observar en los “niños hiperregalados”:
Tolerancia baja a la frustración
Caprichosos
Menosprecio a todo lo que ya tienen
Consumista
Egoísta
Poca imaginación
Para evitar confusiones no debemos confundir varios detalles, como ha explicado la vicepresidenta del Collegi de Pedagogs de Catalunya, Victoria Gómez Serés, que afirma que los padres deben diferenciar “si la sobreestimulación de regalos se produce durante el día a día”. Reducir el número de regalos es la clave para evitar este “síndrome”, común en la sociedad consumista actual.
Pero lo más grave del “síndrome del niño hiperregalado” son las repercusiones que puede tener de cara al futuro de nuestros hijos. Úrsula Perona, psicóloga especializada en Psicología Clínica Infanto Juvenil, aborda la falta de tolerancia a la frustración que se crea en un niño hiperregalado. “En la vida adulta, nunca tenemos todo lo que queremos, pero si hemos aprendido desde pequeños a tolerar la frustración que esto nos provoca, podremos asumirlo”, afirma Úrsula.
Aunque hay algo más importante y que brilla por su ausencia en nuestra sociedad, el simple hecho de valorar más las cosas que poseemos. Los problemas de personalidad son también posibles consecuencias de criar a hijos hiperregalados, conflictos interiores que provocan ansiedad, tristeza y agitación sobreelevada en la época adulta.
Como dice la psicóloga y bloguera Sara Tarrés, pasar tiempo con nuestros hijos es importante y hacer la carta de regalos junto a ellos puede “ayudarles a fomentar su habilidad autocrítica y saber valorar las ventajas e inconvenientes de sus peticiones”.
¿Qué podemos regalarles en Navidad?
Desde hace un tiempo a esta parte se ha hablado mucho de la llamada “Regla de los 4 regalos”, que establece obsequiar a los niños con:
Un objeto que pueda llevar: Alguna prenda de vestir.
Un libro
Lo que más deseen de su lista
Un regalo que necesite: Colores, una maleta para el cole.
Anteponer estos límites puede ser una buena idea, pero la ilusión desmedida de algunos padres rompe con de lleno con esta regla. La alegría de ver a nuestros hijos felices abriendo regalos es un sentimiento que los adultos deben aprender a controlar, ya que como comenta Sara Tarrés “nunca un objeto material podrá suplir el afecto, ni nuestros hijos necesitan más cosas para ser felices”.
Una costumbre muy extendida entre los papás y mamás es relacionar los regalos de Navidad con las notas del colegio, una práctica que crea conflicto entre los psicólogos. Para Úrsula Perona es bueno hacerlo “a partir de ciertas edades”, como los 13 años, pero la Pedagoga Victoria Gómez Serés defiende más el “regalar o recibir porque quiero” y basa su idea en que los niños deben cree que “estudiar es su obligación”.
Vídeo consejo de Úrsula Perona sobre qué regalar en Navidad: https://www.youtube.com/watch?v=53RcxfTzsRg
Como no podía ser de otra manera, los pequeños no son ajenos a la tecnología, que se convierte en uno de los principales reclamos en las cartas a los Reyes y a Santa Claus. Gómez Serés da mucha importancia primero a “regalar juegos con los que los padres puedan disfrutar junto a los niños”, además de recordar que es una buena idea comprarles muñecos apropiados para su edad, esenciales para “potenciar las habilidades y saber compartir”.
Ahora bien, no es reprochable regalar objetos tecnológicos, pero la clave radica en saber regular el uso y el contenido de los juegos con los que nuestros hijos se divierten.
En Navidad no debemos caer en la ola se materialismo que vemos cada día, los padres estamos en la obligación de transmitir ese sentimiento familiar, de estar con los más queridos, y aunque parezca imposible, poner un poco de cordura a la hora de regalar.