Ya tenemos todo preparado para que vengáis a casa. Los niños, aunque les ha costado mucho porque están nerviosos, ya están dormidos. Os han preparado unas pastitas con un licorcito, por si necesitáis reponer energía o entrar en calor y han dejado agüita para los camellos…vamos que os esperamos con ganas.
Entre que venís y no venís, voy a aprovechar para escribiros mi carta.
Este año, al igual que el pasado, os voy a pedir la cura para Pablo y todos los niños con Duchenne, y si puede ser de todos los niños enfermos del mundo…Yo sé que es difícil para vosotros solos porque, por muy magos que seáis, sin los científicos es imposible que me podáis traer este regalo; pero al menos seguid trayéndoles recursos.
Lo que sí es un poco más fácil es que me ayudéis a conseguir dinero para que la investigación no deje de avanzar. El año pasado no fue mal y pudimos sumar mucho, así que, por lo menos, deseo que sea igual.
Otra cosa que os voy a pedir es fuerza. Yo sé que el año pasado me trajisteis mucha, pero este año voy a necesitar mucha más. Y no os olvidéis de la esperanza, la alegría, la ilusión, la solidaridad y la risa.
También os voy a pedir unión en la lucha contra Duchenne, energía para todos mis guerreros y guerreras, decisión y empuje; porque es vital para que todo funcione.
De amistad andamos bien, como siempre; aunque tenemos que daros las gracias por habernos traído amigos nuevos, que nos ayudan y nos apoyan, y por dejar a nuestro lado a los ángeles que vinieron a acompañarnos el año pasado.
Aunque os voy a pedir que la gente nos siga queriendo, que nos den más besos y más abrazos y, por favor por favor, quitadles el miedo a preguntarnos cómo estamos, dejadles que nos cuenten buenas noticias y que nos cuenten las malas también.
Sólo me queda pediros que me quitéis alguna piedra del camino, que los avances de Pablo continúen, que sigamos teniendo suerte con nuestros médicos y terapeutas y si podéis allanar el camino de Pablo al cole, sería la repera…
Os espero, como siempre, como mucha ilusión.