Siempre he tenido muy claro que yo quería tener un solo hijo, pero ahora que tenemos a la pulga y veo lo maravilloso que es, me viene a la cabeza si tener o no un segundo hijo.
Tener o no un segundo hijo es un pensamiento que hace un tiempo me ronda por la cabeza pero no termino de tenerlo claro.
Supongo que el ser hija única ha influido en mi pensamiento durante toda mi vida. Nunca me había planteado tener más de un hijo. Y aquí estoy, una vez más contradiciendo todo lo que pensaba antes de ser madre y planteándome si tener o no un segundo hijo.
No es que no lo hubiese pensado antes, pero como la situación familiar era bastante inestable pues era una decisión que se tomaba sola y no daba lugar a dudas ni a fantasías. Pero ahora la cosa parece que empieza a estabilizarse y el tema vuelve a resurgir tímidamente.
Y es que aunque ya contaba que me encanta ser madre, aumentar la familia es una decisión complicada que no tengo clara.
Por un lado creo que podría ser maravilloso pero por otro me invade el más grande de los miedos.
¿Maravilloso por qué?
Como ya he dicho, yo soy hija única y sé de primera mano que se puede vivir sin hermanos estupendamente. Pero también he sentido de primera mano una falta de alguien con quien compartir la vida más allá de los amigos. Alguien que siga estando ahí pase lo que pase o sea la época del año que sea.
Creo que podría ser un regalo maravilloso para la pulga, darle un (o una) compañero de juegos, de confidencias, de compañía para siempre.
Y para nosotros como padres, aumentar la familia podría estar muy requetebién.
¿Miedos a qué?
Pues miedo gigante a que no sé si estoy preparada. A que no sé si podría con todo. No todo el mundo tiene la misma capacidad de sacrificio y otro hijo supondría una muy grande. En mi anterior embarazo y posparto estuve acompañada en todo momento por mi marido y ahora no sería así y me da miedo que sea demasiado y no poder con ello. Y aunque las bajas por paternidad han aumentado a un mes de duración, no es suficiente.
Miedo a que la pareja se vea resentida una vez más y que no consigamos reponernos.
Miedo a que sea demasiado económicamente. No nos engañemos, un hijo supone muchos euros y me aterra la idea de que volvamos a estar en una situación complicada y no poder llegar a todo.
Miedo a que la pulga no lo termine de llevar bien. Acaba de cumplir dos años y no ha pasado un solo día sin que haya sido la reina de la casa.
Miedo a que la gata no soporte tanto estrés. Ya estamos teniendo problemas con una sola, no quiero pensar con dos (y ella es uno más de la familia)
Miedo al caos del día a día. Que ya con una hay días que me resulta insoportable.
Miedo a que algo salga mal. La pulga ha sido APLV, ahora parece que es intolerante y hemos pasado muchos quebraderos con temas de que no gana peso. Si algo tan tonto como esto nos preocupa, me aterra pensar que algo grave de verdad pudiera pasar.
Y por último pero una de las más importantes, miedo al trabajo. Estamos viviendo tiempos delicados para andársela jugando y ya sabemos que ser madre trabajadora es complicado de compaginar.
Y pese a ser muchos más puntos negativos que positivos, me lo sigo planteando porque veo la balanza en tablas. Complicada que es una…
Me hacía falta soltarlo de alguna manera y a fin de cuentas ¿para eso es un blog, no?
Al final es una decisión que solo nosotros dos, como padres, podemos tomar, pero leñe, ¡qué difícil!
¿A alguien más le costó tomar la decisión? ¿Lo teníais claro desde el principio? Contadme!
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