¿Es necesario volver a hacer una preparación al parto durante el segundo embarazo? En mi caso, era casi imprescindible. La anterior preparación que hice por la Seguridad Social se me quedó escasa y, puesto que el parto fue inducido, me veía en este segundo embarazo tan primeriza como hace unos años.
Así que hace unas semanas me animé a hacer la preparación alternativa del Centro Maternalia que sigue el método sueco Heli (Confident Birth), del que ya había hablado antes en el blog (en este post) pero que tenía ganas de probar de primera mano. Es una clase intensiva de una tarde o una mañana y que, por este formato, nos encajaba mucho mejor.
La experiencia ha sido muy buena y era justo lo que necesitaba en este momento: me ha dado fuerzas y ganas para afrontar un segundo parto después de uno traumático y me ha devuelto la seguridad en mí misma para hacerlo. Ahora me veo con las herramientas necesarias para sobrellevar un dolor que conozco ya bien y he repasado los pasos que hay que dar desde que se rompen aguas o empiezan las contracciones, algo que no pude vivir en el anterior embarazo.
Pero sobre todo, y es por lo que más me ha gustado trabajar con la matrona Susana, he vuelto a conectar con el bebé y también con mi pareja en este momento, uniéndonos más. Quien haya hecho estas clases sabe que emocionan y que hay momentos en los que es difícil reprimirse las lágrimas.
De hecho, durante las cuatro horas que duraron las clases, fui de pronto consciente, -y no me había dado cuentas antes de ello-, de que en mi anterior parto también hubo cosas bonitas y buenas, como sentir el apoyo de mi pareja y el trabajo juntos que hicimos a pesar de los malos momentos. Sólo por descubrir esto y arrojar una nueva luz positiva a aquel momento, tengo la sensación de que ya ha merecido la pena.
No quiero desvelar mucho, por si alguien se está planteando hacer estas clases en el futuro, pero son muy recomendables. Son clases muy prácticas, en las que se enseñan movimientos y ejercicios que ayudan durante el parto: a que el bebé se coloque antes, a acelerar la dilatación y a calmar el dolor. Y todo ello en pareja, porque se considera que el parto es un trabajo de dos. Y por pareja, se refiere a dos personas, sea el marido o la madre.
Lo cierto es que salimos de allí con la sensación de que él tiene que hacer buena parte del trabajo de parto: masajearme espalda, cadera y aliviarme el dolor, calmarme, ayudarme con las respiraciones (en esta preparación son diferentes a las que nos enseñan tradicionalmente) y sobre todo mantener la cabeza fría para que todo vaya bien y hacer de enlace con los sanitarios para que se siga el plan de parto previsto.
Estoy muy de acuerdo en el importante papel que juegan las parejas durante el parto y de lo mucho que pintan en ese momento. Por eso, creo que ellos también necesitan estas clases, sentirse partícipes del nacimiento de su bebé y tener las herramientas adecuadas para hacer algo más que “no estorbar”.
Gracias a esta preparación tengo una idea diferente del parto a la que ya llevaba: quiero probar nuevas posturas, hacer el trabajo de dilatación en casa con mi balón de Pilates y vivirlo de otra forma más intima. Si todo esto ayuda, bienvenido sea.
¿Sentisteis la necesidad de volver a prepararos para un segundo o tercer parto?
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