Dicen que es más fácil ver la paja en el ojo ajeno que ver la viga en el propio. A decir verdad, cuando me encontré la frase que acompaña la imagen de arriba pensé que estaba muy sincronizada con mis recientes decisiones. En lugar de ocuparme de ver la paja en el ojo ajeno, mejor me encuentro más entretenido ver las cosas lindas de los momentos que estoy viviendo.
¿Qué pasa cuando a un tema en tu vida tratas de darle un giro favorable pero al final te das cuenta de que los esfuerzos son inútiles? Creo que es momento de reenfocar las energías en otra dirección, y dar por hecho que hay personas y situaciones que simple y sencillamente no tienen remedio.
Hay que pasar la página, dar la vuelta a la hoja y continuar nuestro camino al margen de lo que suceda con el otro.
Hoy alguien apretó unos botones que me colocaron en una posición de vulnerabilidad. El llanto no se hizo esperar, pero recordé que “nada se va de tu vida hasta que aprendes la lección”. Definitivamente, mi lección fue: “pasa la hoja, date cuenta que no vale la pena ocuparse de lo que te drena emocionalmente y continúa tu camino”.
Ayer tomé la decisión de poner a un lado una persona y sus circunstancias las cuales no me benefician en absoluto. Hoy, al sentirme en una posición de vulnerabilidad ante sus opiniones, me sentía como que traicionaba mi propia promesa. Sin embargo, retomé mi rumbo y recordé que mi vida la vivo tratando de mejorar todo el tiempo las condiciones en general. Mi momento ha llegado y voy a paso firme. Se tengan que retirar o no algunas personas de mi vida, mi objetivo esta claro y definido.
Como dice la canción de Diego Torres: “la felicidad de busca, la desgracia uno la encuentra, los años no vienen solos, siempre te pasan la cuenta”.
Por el momento decido continuar la marcha que emprendí el año pasado, y así como alguien criticó mi forma de hacer las cosas “a como de lugar”, yo no lo considero una ofensa, más bien es un elogio, pues se que mi conciencia esta tranquila y los pasos que estoy dando son apegados a la buena vida pero también a las buenas costumbres.
La idea es no dejarse manipular por los deseos y opiniones de los demás. Al final, quien no paga tus cuentas no tiene derecho a exigir que en tu vida las cosas sean como esa persona lo desea.
Hasta la próxima.