Reacciones a esta actividad hay para todos los gustos: están los que lo llevan más o menos bien (llevarlo del todo bien es imposible cuando se viven escenas
Muchas veces ya no es cuestión de llevarlo mejor o peor; hay ocasiones en los que gestionar determinadas situaciones es algo
Toca actuar y enfrentarse a la cruda realidad: hay que mover ‘el paquete’ el bebé con la misma delicadeza con la que un ladrón de Ocean’s Eleven sustituiría una joya de incalculable valor por un paquete de la misma envergadura y peso sin que el sistema de seguridad del museo se entere. Muchas veces seremos afortunados y comprobaremos que como mucho ‘solo se ha manchado un poquito el body’, aunque también habrá otras en las que se verá un sospechoso color marronaceo subiendo por la espalda... Aún peor es cuando coges al pequeño, confiado porque aparentemente no ha pasado nada (no hay fugas visibles) e inmediatamente notas que tus manos tocan algo ‘más blando’ de lo que sería normal, por muy osito que sea el pequeño… Ya está, a partir de ahí está todo perdido, no hay nada que hacer. Lo mejor es ir directos a la bañera.
Por suerte, estas situaciones no son las más habituales. Las normales son aquellas en las que toca lidiar con una buena plasta, con su buena consistencia y su
Es curioso como la naturaleza humana de los padres nos adapta para poder soportar estas situaciones. Porque al final lo haces, y a otra cosa mariposa…
¿Cómo lleváis estas situaciones? ¿Os escaqueais?