Afrontar las rabietas con calma

La semana pasada te expliqué la importancia de las rabietas en el desarrollo de los peques, pero sabiendo que hay que pasar por ello, ¿cómo podemos enfrentarnos a esos momentos tan difíciles y que nos ponen tan nervios@s? Partiendo de que no existe una fórmula mágica para "acabar" con las rabietas, sí que podemos intentar prevenirlas a veces, y cuando no se puede, hay una serie de recursos que nos pueden ayudar a enfrentarnos mejor a ellas.


Llorando, imagen de Tania VdB en Pixabay
PREVENIR

*Debemos comprender que el niño tiene sus razones, aunque no las entendamos; esto nos ayudará a empatizar.

*Debemos permitir que de tanto en cuando pueda hacer lo que quiera, siempre que no corra peligro ni sea nocivo para la salud.

*Podemos intentar distraer al peque con otra cosa.

Todo esto es así en grandes rasgos, maticemos:

Evitación

La mejor guerra es la que no se da.

Si ciertas situaciones sabemos que van a desembocar en rabieta, debemos mirar si se pueden evitar de alguna manera.

Si por ejemplo, siempre pasamos por delante de una tienda de chuches, y quiere que le compremos algo y si no estalla en rabieta, quizá podríamos plantearnos si podemos ir por otro camino para evitarle el disgusto diario (siempre que sea posible).

Paciencia y flexibilidad

Como dije en el post anterior, pensar que las rabietas son algo pasajero que pasa con la edad nos ayudará a llevarlo mejor y tomárnoslo con más paciencia.

Si en cambio creemos que si no se soluciona ahora a base de mano dura, el niño será un malcriado toda la vida, lo vamos a tener difícil y lo vamos a pasar muy mal.

Hay que tener en cuenta la relatividad de las cosas, y que la importancia de éstas también es relativa. Puede que ahora castiguemos muy duramente a nuestros hijos por algo y que dentro de unos años nos riamos de lo exagerados que fuimos.

Pensemos también en esos momentos cruciales en los que aún se pueden poner más irritables: Por sueño, hambre o alguna incomodidad.

Expectativas cumplidas

Este punto me parece muy interesante y yo realmente no me lo había planteado tiempo atrás...Los niños todavía no se conocen a sí mismos, no saben como son, ni si son buenos o malos. Lo saben por lo que le decimos nosotros, y nos creen, porque en esta edad (entre los 2 y los 4 años aprox) ellos creen que mamá y papá "lo saben todo", acaban pensando que son así y comportándose así.

Al final terminamos siendo su espejo: si lo que ven en él es bueno, crecerán con una autoestima alta; y si lo que ven es desaprobación constante por su manera de ser.

Por tanto, si les decimos lo maravillosos que son, guapísimos y otras muchas más cosas que les decimos todos los padres a nuestros peques, ellos se lo creen. Pero por el contrario, cuando les decimos que son tontos, malos, metirosos, egoístas...también se lo creen y acabará actuando así. Aquello que los padres decimos se constituye en lo más sólido de la identidad del niño, según la Doctora Laura Gutman.

Esto no quiere decir que le dejemos hacer lo que quiera sin decirle nada, pero cuando algo nos parezca mal lo que debemos censurar es su conducta, no su persona. Errar es humano, ¡y más a esa edad! Es importante que sepan que siguen siendo maravillosos para nosotros, aunque en ese momento no nos guste su conducta.

Rabieta, imagen de aaandrea en Pixabay

SOLUCIONAR

Cuando el niño no habla

Cuando son pequeños, entre los 18-24 meses, no hablan todavía (o hablan poco), y tampoco entienden todo a la perfección (no al menos en ese estado), por lo que a la mínima que le cambiemos algo de sitio o le prohibamos algo, es posible que se ofusque enseguida y estalle en una rabieta. Como no se hace entender, no sabemos qué le pasa exactamente, y él es posible que tampoco entienda nuestras razones.

¿Qué hacer, entonces? En este caso, sólo podemos acompañar con mucha paciencia, permanecer a su lado, diciéndole algo de este estilo: "Lo que pasa es que no te entiendo y tú a mí tampoco, pero mamá (o papá) va a quedarse a tu lado hasta que estés mejor y veamos cómo solucionarlo". Aunque no entienda exactamente lo que le decimos, pero llegará un día en el que sí, y entenderá que siempre que tuvo una rabieta, mamá y papá estuvieron a su lado, preocupados a ver cómo podían solucionarlo.

Hay muchos niños (como el mío) que cuando se ofuscan mucho no aceptan que los toquen, te dan patadas o te empujan. Lo que yo hago es quedarme cerca y empezar a decirle eso, aunque a veces no me oiga, y manteniendo la calma me voy acercando poco a poco. También le pregunto si quiere un abrazo de la mami o un poco de teta para que se le pase el sofocón, y suele funcionar (no siempre al instante, por eso lo importante de la paciencia y la calma).Cuando el niño ya habla

A partir de cierta edad ya te puedes comunicar con ellos, tener una conversación. En este caso, Rosa Jové da unas pautas que constan de 3 pasos:

*Comprensión. Esta parte es muy importante, el niño escuchará mejor si le mostramos comprensión y empatía. De lo contrario, si se siente atacado, se negará a escuchar y se cerrará todavía más. Con la comprensión, además, validamos sus sentimientos.
Si en vez de recriminarle lo que ha hecho o cómo te ha hablado, te pones de su parte con un "entiendo que te pase esto" o "entiendo que no quieras hacer esto, a mí también se me hace pesado" el niño nos escuchará porque se sentirá comprendido.

*Educación. Una vez hemos conseguido que nos escuche, llega el turno de educarle. Le tenemos que explicar qué se espera de él, pero con frases cortas o a la mitad habrá dejado de escucharnos. Aquí es cuando detrás de la frase que he mencionado en el paso anterior, añadamos un pero y una frase corta para explicar por qué debe hacer lo que le estamos pidiendo (o por qué no se puede hacer lo que pide él).

*Elección. Si queremos que de adultos sepan tomar decisiones, es importante enseñarles a hacerlo de pequeños, y ellos harán las cosas de mejor gana si sienten que han elegido.

Un ejemplo (extraído del libro "Ni rabietas ni conflictos"):

-Madre: "¡Cariño, es hora del baño!"
- Niño: "¡No quiero!"
-Madre: "No me extraña, con lo bién que te lo estás pasando jugando (Comprensión). Pero sabes que nos tenemos que bañar, porque llegamos sucios del cole (Educación). ¿Qué te parece? ¿Te ayudo a bañarte para ir más rápidos y juegas más después, o te dejo un ratito más ahora y te bañas luego solito?(Elección)."
Hay que tener en cuenta:

Nos tenemos que asegurar de que nos escuche, por lo que podemos bajar a su altura si lo creemos necesario.

Si está muy ofuscado, tenemos que ayudarle a calmarse primero; le podemos explicar que todo tiene solución si lo hablamos, y quedarnos a su lado hasta que consiga calmarse.

Es muy importante que se sienta comprendido para que nos esuche, por lo que le tiene que quedar claro que le comprendemos para seguir con los dos pasos siguientes.Para hacer este post, me he basado en el libro de Rosa Jové "Ni rabietas ni conflictos", que puedes comprar en Amazon junto con sus otros libros:

¿Has pasado ya por esta fase?¿Crees que es un buen sistema para lidiar con las rabietas?

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