Sabemos que los niños manifiestan sus preferencias en cuanto a los sabores a edades muy tempranas. Si les acostumbramos además a mantener límites elevados de azúcar y sal, estamos facilitando una futura dieta muy poco saludable.
Los niños de entre uno y tres años están más expuestos a un abuso de azúcar y sal
Entre los alimentos investigados en Estados Unidos, excluyendo yogures, leches para lactantes y zumos vegetales sin azúcares añadidos, las estadísticas nos muestran que un elevado número de alimentos que se comercializan para niños de entre uno y tres años de edad, mantienen altos contenidos de azúcar y sal.
Las comidas precocinadas mantienen aún mayores porcentajes de sodio, superiores a los límites recomendados para niños de estas edades. En especial, los expertos recomiendan mucho cuidado con los aperitivos salados. No sucede lo mismo para los alimentos destinados a bebés, donde los valores se respetan de forma más escrupulosa.
Por tanto, es necesario educar el paladar infantil ofreciendo alimentos neutros, como frutas y verduras todos los días de la semana. ¿El truco? Insistir, insistir e insistir pero nunca enfadarse. Es la forma más eficaz de asegurar un futuro gusto por la alimentación sana.
Por otra parte los padres deberíamos estar más atentos a las etiquetas nutricionales, pues alimentos similares pueden variar sensiblemente en su composición y aditivos. Escoged siempre los que contengan menos porcentajes de sodio y azúcares añadidos.
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