Ana y María de Plumaria, nos hablan de inteligencia emocional
María y Ana son pedagogas expertas en inteligencia emocional. En Plumaria, su proyecto (que recomiendo mucho muchísimo) dicen que son dos entusiastas que sueñan con sacar la mejor versión de las personas. Yo he hablado con ellas y puedo decir que es cierto. Transmiten una energía positiva y un buen rollo que hoy en día es complicado de encontrar. Hoy nos hablan de inteligencia emocional. Así que si queréis saber más del tema… ¡a leer la entrevista!
1. ¡Hola, Ana y María! ¡Me hace una ilusión increíble tener a dos pedagogas expertas en inteligencia emocional en mi blog! Muchísimas gracias por haber aceptado la entrevista. Vamos a empezar por algo fácil, ¿cómo definiríais de forma sencilla lo que es la inteligencia emocional?
Hola Mel, estamos encantadas de poder participar en tu blog, ¡muchas gracias a ti!
Si hay que hacerlo de forma sencilla, diremos que la inteligencia emocional se divide en dos grandes áreas, el área intrapersonal y el área interpersonal. Dentro de cada una de estas áreas podríamos encontrar lo que llamaremos los pilares de estas dos estructuras.
Los pilares del área intrapersonal son:
El autoconocimiento: Es la capacidad para identificar nuestras propias emociones, así como nuestras fortalezas y debilidades.
La autorregulación: Es la capacidad para manejar nuestras emociones y evitar que nos sobrepasen
La automotivación: Capacidad para identificar nuestros objetivos, los pasos necesarios para lograrlos y motivarnos a nosotros mismos durante el camino.
Mientras que el área interpersonal está constituida por
La empatía: Es la capacidad para identificar y comprender el estado de ánimo de los demás.
Las habilidades sociales: Entendidas como la capacidad que tenemos para expresar nuestras emociones, opiniones… sin agredir a los demás.
Como veis, lo abarca casi todo. La clave de la inteligencia emocional es el equilibrio, ya que desarrollar solo uno de los pilares, no sería suficiente. Una persona que goce de una buena inteligencia emocional, será una persona que logra mantener en armonía estos cinco pilares. Por supuesto, esto no resulta tan sencillo en la práctica. No estamos acostumbrados a entender el significado de las emociones y mucho menos a expresarlas.
Nosotras entendemos que la inteligencia emocional es una manera de ver la vida, y hacer que nuestras emociones jueguen a nuestro favor en el día a día.
2. Por favor, habladme de Plumaria. Me parece un proyecto precioso que puede ayudar a muchísimos niños, adolescentes y adultos. ¿De dónde surgió la idea?
Nosotras nos conocemos desde hace 6 años trabajando con la infancia y la familia. Este trabajo lo desarrollábamos en una ONG de Madrid, situada en el barrio de Vallecas, llamada Krecer. Ambas somos personas muy inquietas y que nos gusta estar aprendiendo constantemente por lo que mientras nos llenábamos de experiencia hicimos varias formaciones sobre inteligencia emocional y coaching que aplicábamos cada día.
En la ONG coordinábamos diferentes proyectos y llegó un momento de nuestras vidas que quisimos dar un paso más allá. En nuestra cabeza empezó a gestarse el trabajo intensivo con la persona, tanto niños y adolescentes como adultos.
Este trabajo tan personalizado e individualizado no era posible dentro de la entidad y ahí es cuando nace Plumaria. Teníamos la idea, los conocimientos y la motivación suficiente como para embarcarnos en esta aventura (y el tiempo no está dando la razón).
El nombre viene de la palabra PLUMA. Plumaria es el mundo de las plumas, aquellas que te permiten volar y trazar el rumbo que realmente quieres. Aquellas que te permiten indagar en tu interior y poder escribir y reescribir tu historia.
PLUMARIA es una apuesta integral, tanto educativa, como de desarrollo, como formativa. Nuestro objetivo es acompañar y ofrecer una mirada respetuosa hacia lo que somos, y lo que queremos conseguir, tanto de manera individual, como familiar y grupal.
3. ¿Cómo pueden fomentar los padres la inteligencia emocional en los niños?
Como decíamos anteriormente entendemos la inteligencia emocional como una manera de ver la vida. Por lo que el primer paso para poder fomentar la inteligencia emocional como padres es experimentar y adquirir esa manera de ver la vida para poder transmitirla así a nuestros hijos.
Las familias, cada día, disponen de un sinfín de oportunidades para poner en práctica la educación emocional. Y nos parece muy importante verlo de este modo, como una OPORTUNIDAD. Un conflicto es una oportunidad estupenda para ayudar a nuestros hijos a identificar el enfado, y concretar qué es lo que me ha enfadado.
Según la edad de nuestros hijos podremos aplicar unas herramientas u otras, pero aquí os dejamos unos tips que podrían funcionar para cualquier edad, incluso para los adultos:
Identificar y ponerle nombre a la emoción que estoy sintiendo. Pensemos en algún momento en hemos tenido un dolor o molestia física, y no sabemos qué remedio tomar para aliviarnos. ¿Qué sucede cuando vamos al doctor y nos dice como se llama esa molestia? Sentimos un alivio y automáticamente tomamos medidas para rebajar esa molestia. Pues con las emociones sucede lo mismo. Es muy útil poner nombre para concretar esa molestia emocional y poder así poner remedio.
Aceptar que estoy sintiendo esta emoción, y que lo que está sucediendo es algo que me afecta. Si negamos que hay cosas que me enfadan o que me dan miedo, no estamos siendo sinceros ni respetuosos con nosotros mismos.
Ensayar herramientas que me sirvan para rebajar esa emoción y poder así expresar lo que he sentido. Es fundamental permitir ese tiempo para que la emoción no nos desborde, es muy difícil poder dialogar sobre lo que nos ha enfadado, si aún estamos muy enfadados.
4. Mucha gente tiene dudas acerca de lo que significa ser asertivo. ¿Podéis explicarlo de manera sencilla y poner algún ejemplo para que se entienda bien?
La palabra asertividad sufre mucho por varios motivos, primeramente, seamos sinceros, es una palabra que suena fatal. Pero por otro lado, la solemos simplificar mucho diciendo que es “saber decir que no”. Esto no es una falacia, pero sí una simplificación. Ser asertivo es mucho más, ser asertivo es comunicarse teniendo presente dos premisas:
Respetarse a sí mismo
Respetar a los demás
Qué bien suena, ¿verdad? ¡Y qué difícil es! A la vez que necesario para sentirnos bien con nosotros mismos y con los demás.
Por ejemplo, cuando somos padres o profesores tendemos inconscientemente a comunicarnos desde una posición de superioridad y decimos frases enjuiciantes como: “Es que eres un vago”, “Me pones de los nervios”. En vez de eso sería importante explicarles cómo nos hacen sentir algunas conductas concretas y proporcionar alternativas para construir con ellos/as otras maneras de relacionarse.
Por otro lado, cuando estamos con amigos/as o sobre todo en el entorno laboral tendemos más hacia lo contrario, a situarnos desde una perspectiva de inferioridad. Es ahí cuando nos cuesta decir que no y realizamos acciones y/o favores que se pueden acabar convirtiendo en hábitos molestos.
Reflexionar en cómo nos comunicamos es fundamental para fomentar la asertividad. Ese es el primer paso, ser conscientes de cómo nos comunicamos porque la consciencia nos proporciona el poder de la acción. Una vez que hemos alcanzado este escalón, el siguiente sería plantearse qué clase de comunicación y de relación quiero tener con la gente de mí alrededor, cuál sería la relación perfecta que me gustaría tener.
Eso nos va a dar las bases de actuación y además la motivación al cambio. Es un proceso costoso e intenso, pero los resultados son tan increíbles que no se duda en que ha merecido la pena.
5. Esta pregunta me parece muy importante, ¿qué nos podéis decir de la tristeza? ¿Cómo podemos aprender a gestionarla y comprenderla?
Nos encanta que propongas esta pregunta, y es que en términos generales, la tristeza es una de las emociones que con más frecuencia censuramos tanto en menores como en adultos.
Entendemos que la intención de esta censura es que el niño o niña no lo pase mal, no sufra, no se frustre… pero ¿no sería mucho más positivo enseñarles a aceptarla y manejarla? Sabemos que como padres y madres si pudiéramos evitar el sufrimiento, golpes, heridas moratones… a nuestros hijos lo firmaríamos sin pensar, pero esto no será posible.
Un aspecto en el que nos mucho gusta insistir, y que además creemos que es necesario, es que no existen emociones positivas ni emociones negativas. Si consideramos que existen emociones negativas, tenderemos a negarlas o censurarlas. Y es que las emociones están íntimamente relacionadas con la satisfacción de nuestras necesidades, nos aportan información muy valiosa sobre cómo somos.
Todas las emociones tienen un significado, y el significado de la tristeza es la pérdida. Hay muchos factores que afectan a la intensidad de esta emoción, la edad por ejemplo sería un factor importante, ya que cuanta mayor edad tenemos, más experiencias hemos acumulado, por lo tanto mayor práctica en la vivencia de esta emoción. La importancia de la pérdida también es un factor importante, no es lo mismo perder un teléfono móvil que a un ser querido.
“El cerebro necesita emocionarse para aprender” Francisco Mora
Y es que sentir tristeza es desagradable pero no es negativo, de hecho creemos que es necesaria, porque como decíamos anteriormente se trata de lograr un equilibrio, y todas las emociones son necesarias.
En cuanto a las herramientas que podemos usar para la gestión de esta emoción, si nos gustaría matizar que lo que cada persona necesite será diferente, y que habrá que ir probando para comprobar cuál es la herramienta que mejor se adapta a ti.
Una herramienta que suele tener éxito, es la de escribir, hay gente que lo combina también con la música. El formato daría un poco igual, según la edad se puede adaptar, una carta para los más peques, un mail para los adolescentes… El objetivo de esta herramienta no es enviarla, sino en un primer momento, descargar la cabeza y en segundo lugar poder identificar y profundizar en lo que esa pérdida significa para mí.
6. A menudo se escucha la palabra Mindfulness, pero ¿qué es y qué beneficios tiene para niños, adolescentes y adultos?
La palabra Mindfulness se ha puesto muy de moda en los últimos años pero su significado viene de muy muy lejos.
El mindfulness se traduce en nuestra lengua como conciencia plena, y es que realmente es la práctica de la autoconciencia. Es la capacidad humana que nos hace ser conscientes de lo que pasa por nuestra cabeza momento a momento.
Esto se sitúa en contraposición al ritmo de vida actual que nos lleva a tener unos niveles de estrés tanto en adultos como en niños/as altísimos. Actualmente estamos normalizando el hacer muchas cosas a la vez. Por ejemplo, ya no nos resulta raro ver a una persona comiendo mientras está con el móvil y la televisión está puesta. Incluso a veces llegamos a sentirnos raros cuando sólo estamos haciendo una cosa a la vez, por ejemplo, pasear, correr, cocinar…
La multitarea también llega a la infancia y la adolescencia y ahí cuando se expresa nos parece más molesto ya que les vemos demasiado nerviosos, ansiosos, irritables…
Aquí es cuando entra el Mindfulness. Algunos de sus mayores beneficios son:
Salir del ritmo frenético que nos hace llevar el día a día actual y poder tomar otra perspectiva de las situaciones y problemas.
Pensar de manera más práctica y adaptativa.
Manejar nuestras emociones.
Tomar mejores decisiones en libertad más allá de los automatismos que aprendemos y que nos llevan a actuar de manera incoherente con los propios valores personales.
Saber dejar ir las cosas que nos dañan.
Estar más tranquilos y conscientes, estando en el momento presente.
Los resultados pueden ser espectaculares, si bien es verdad que la práctica es costosa en el día a día ya que conlleva a cambiar nuestros hábitos. Desde Plumaria os animamos a adentraros en este mundo e ir introduciendo en vuestras vidas pequeñas pinceladas de Mindfulness.
7. Hay adolescentes que les cuesta expresar sus emociones, ¿qué consejos les daríais a los padres para acercarse a ellos y comprender cómo se sienten?
Que etapa tan interesante ¿verdad? ¡Y qué necesaria es! Quizás el primer paso como padres sería lograr un de perspectiva, y en lugar de enfrentamos a estos años con miedo, recelo y pesimismo, tratar de entender que es una etapa en la que todo cambia. Es como entrar en un nuevo mundo con un sinfín de posibilidades a su alcance y que requiere de cierta madurez para no “perderse” en el camino.
Pero paradójicamente, los estudios más recientes confirman que su cerebro no dispone de esa madurez, es necesaria la etapa de la adolescencia para poder adquirirla. Por todo esto, otro de los consejos sería que no corrieran, que sean pacientes, porque sus hijos/as están aprendiendo a ser adultos, y necesitarán su ejemplo y sus límites para hacerlo de forma segura.
“Siempre he pensado que la forma en que tratas a tus empleados es la forma en que ellos tratarán a los clientes, y que las personas florecen cuando son elogiadas” Richard Branson
También es importante señalar que si durante la etapa de la infancia hemos practicado la comunicación emocional, ya contamos con un bagaje que nos facilitará mucho la tarea. Pero si no lo hemos hecho, ¡tranquilos! estamos a tiempo, nos resultará un poco más costoso, pero se puede lograr.
Aquí os dejamos algunos aspectos a tener en cuenta:
Asegurarnos que disponemos del tiempo para poder estar plenamente atentos a ellos. Ni teléfono móvil, ni TV, ni hermanos… aunque sean 15 minutos, lo importante no es la cantidad de tiempo, sino la calidad de ese tiempo, y hacerles sentir que en este momento son lo más importante que tengo que hacer. Sabemos que el día a día de las familias es frenético, pero es importante cuidar estos espacios.
Suele ser efectivo que el adulto comience contando algo sobre sí mismo, contarle a nuestro hijo que tal nos ha ido el día, si algún compañero/a o superior ha hecho algo que nos haya gustado mucho, o por el contrario algo que nos haya molestado, si hay algo que nos preocupa, o simplemente lo contentos que nos sentimos de poder pasar hoy estos 15 minutos juntos.
Debemos ser conscientes de que el hecho de que no nos cuenten todo lo que les pasa o piensan, es sano. Necesitarán cada vez una mayor intimidad. Tengamos en cuenta que habrá situaciones en las que elijan no contar, y otras en las que directamente no podrán ni verbalizar como se sienten, porque ni siquiera entiendan que les está sucediendo.
8. Hay estudiantes que están pasando por situaciones de mucho estrés, agobio, malestar y angustia por las calificaciones, exámenes y notas. ¿Creéis que el sistema educativo se centra de una manera excesiva en el ámbito académico sin tener en cuenta en lado emocional de los estudiantes?
Sí, aunque las cosas están cambiando en este sentido cada vez más, todavía queda más trabajo por hacer. El sistema educativo se centra de manera excesiva en el ámbito académico y muchas veces el lado emocional lo obvia, aparta, reduce o simplifica.
Esto sucede, como comentábamos anteriormente, porque no sabemos gestionar bien nuestro lado emocional, no nos han enseñado, no estamos educados en ello y no lo tenemos tan presente en nuestras vidas. Si esto es así… ¿Cómo lo vamos a transmitir? Puede ser realmente complicado.
Ocurre además que cuanto más avancemos en el sistema educativo, es decir, mayor edad tienen los alumnos, más desconexión hay entre el mundo racional (calificaciones, exámenes, notas…) y el mundo emocional. Esto es lógico y se entiende cuando pensamos en la formación del profesorado de infantil y primaria a diferencia de los de secundaria.
La alarma aparece, por ejemplo, cuando los alumnos y alumnas aun estudiando no obtienen los resultados esperados… En esos momentos las cosas dejan de cuadrarnos y empezamos a pensar que es posible que haya más factores que intervengan en el éxito académico a parte de lo racional. El estrés por ejemplo es uno de los grandes problemas actuales que hace más hincapié en nuestros adolescentes y que impiden que el éxito académico sea el esperado.
Gracias a que cada vez se está avanzando más en el terrero de la neuroeducación, estamos pudiendo afirmar cosas increíbles y que nos encanta como profesionales de la educación como por ejemplo: “el cerebro necesita emocionarse para aprender” (Francisco Mora). Cada vez hay más formaciones tanto para profesores y maestros, como para madres y padres, que desarrollan este tipo de contenidos y aprendizajes que se centran en la inteligencia emocional, y en eso también hacemos mucho hincapié desde Plumaria.
9. ¿Cómo nos puede ayudar la inteligencia emocional en el entorno laboral?
Es una alegría ver que cada vez más empresas están más sensibilizadas con el tema de la inteligencia emocional. Al principio seguramente fue más por una cuestión de productividad y eficacia, pero cada vez se han ido sumando más y más los beneficios de tener en cuenta la inteligencia emocional en el trabajo.
El modelo de liderazgo ha cambiado, se ha transformado, ha evolucionado. Ya no se ve como algo tan positivo un jefe que impone, controla y exige sin dar nada a cambio. El nuevo líder crea equipo y se siente parte de él, confía y busca el bienestar de sus trabajadores.
Así, nos encanta esta frase de Richard Branson “Siempre he pensado que la forma en que tratas a tus empleados es la forma en que ellos tratarán a los clientes, y que las personas florecen cuando son elogiadas”.
En las empresas cada vez se es más consciente de que nuestras emociones influyen en todo lo que hacemos, y todo lo que hacemos en una empresa afecta a la globalidad de la organización. En las nuevas, pequeñas y modernas empresas cada vez hay menos duda de ello, pero también en las grandes empresas y multinacionales las palabras “inteligencia emocional” cada vez está más al orden del día.
Una muestra muy clara de esto es a la hora de las contrataciones. Ya no sólo se busca un perfil de cualificación académica y profesional, sino que se buscan perfiles de gente adaptable, enfocada al éxito, empática, resolutiva… Es decir, gente que tenga desarrollada la inteligencia emocional.
Por último, aquí van algunos de los beneficios de promover la inteligencia emocional en la empresa: evita o reduce el estrés, mejora el rendimiento laboral, favorece el desarrollo personal y profesional, aumenta la satisfacción de los trabajadores, mejora las relaciones entre los empleados, aumenta el tiempo que permanecen en la empresa, incrementa la buena comunicación dentro y fuera de la organización y hace que suba la productividad. Es decir, hace a la empresa más inteligente en sentido pleno.
10. Y, por último, ¿cómo podrían fomentar la autoestima de los estudiantes los profesores?
Es cierto que los profesores pasan mucho tiempo al día con los niños/as, pero nos gustaría incidir en que la autoestima de los menores es un trabajo en equipo. Tanto la familia (entendida en el sentido más amplio de la palabra, padres, madres, abuelos, tíos…) como los profesores jugaran un papel fundamental en el desarrollo de una sana autoestima. No es que queramos añadir más responsabilidad a los profesores, pero es en la infancia donde se crea la base para la construcción de la autoestima.
Por lo tanto ambas partes del equipo deben ir a la par y apoyarse mutuamente, ya que lo que nos interesa es el bienestar emocional del niño/a.
Podemos definir la autoestima como el sentimiento general de valía que nos otorgamos a nosotros mismos. Se va formando a través de las interacciones que tiene con su entorno. Por eso los alumnos/as necesitan de nuestro feedback, y poder averiguar si su sentimiento de valía es real o no. En otras palabras los menores necesitan que les demos una opinión respetuosa sobre lo adecuado o no de su comportamiento. Por eso, debemos cuidar especialmente la comunicación y los mensajes que les transmitimos.
En función de la edad de los menores la comunicación con los centros educativos será más o menos frecuente. Por ejemplo si nuestra hija/o está en la etapa de infantil, la comunicación será más frecuente que si se encuentra en la etapa de bachillerato.
Algunas pautas que suelen ser útiles para fomentar su autoestima son:
Valorar sus cualidades y sus esfuerzos. Si comenzamos dando valor a lo que hacen bien, estarán más receptivos cuando queramos mostrarles que hay aspectos que pueden mejorar, y les ayudara a tomárselo como un consejo y no como una critica.
Cuidar nuestro lenguaje corporal. Es una parte esencial de la comunicación. Debemos acompañar nuestro mensaje verbal con nuestro cuerpo, la expresión de la cara, el tono del mensaje, etc.
Evitar juicios de valor y no etiquetar. Cuando observemos una conducta o acción que no sea adecuada, debemos tener cuidado en no juzgar a la persona, pero dejando claro que esa conducta no es adecuada por uno u otro motivo.
Tener en cuenta las emociones y su papel tan fundamental en el aprendizaje. Seria común que un alumno que no ha tenido buenas calificaciones en una asignatura en concreto, se enfrentara a las tareas de esa asignatura con cierta inseguridad. Puede aparecer miedo a hacerlo mal y que le regañen sus padres, miedo a hacer el ridículo con sus compañeros de clase… las opciones son muy diversas, pero nuestro papel como profes/padres sería acompañarles y generar con él/ella diferentes opciones para superar esas dificultades.
¿Dónde podéis seguir a María y a Ana?
Pues cómo os decía antes, son las dos pedagogas que están al frente del proyecto Plumaria. Os dejo aquí todas sus redes sociales y os animo muy mucho a que no las perdáis de vista.
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