Hace más de un mes que no escribía. Escribir es mi forma de canalizar las energías de mi vida. Sin embargo, tengo que cuidarte. Si, tengo que cuidar de ti, quien me lees para hacer de tu vida tu mejor versión. Tuve un mes, que en vez de decir que fue difícil prefiero llamarlo “mes de decisiones y de aprendizaje”. La madurez que se adquiere en los procesos de cambio que decides aceptar, no se aprende en ninguna escuela de negocios ni de estrategias. Se aprende a ser estratega de la propia vida si se ponen en orden los deseos, las realidades, los sueños (dizque imposibles) y cuando uno se da cuenta de que para alcanzar lo que deseas, es preciso que aprendas a dar “pasos de cero” como la canción de Pablo Alborán y te replantees tu vida como quieres que sea.
Dicen que crecer es obligatorio pero madurar es opcional. Tú eres la única persona que puede decidir si quiere madurar. Quien te observa cuando te paras frente al espejo es una persona que es la única responsable de lo que sucede o deja de suceder en su vida. Lo demás son excusas. No puedes culpar a las situaciones o a los demás de lo que ha sucedido en tu vida. La decisión de tomar las riendas de lo que te queda de vida solo te pertenece a ti.
Hay que aprender del pasado para no repetir errores cometidos y levantarse de las caídas, porque siempre que pones delante de Dios tus planes, puede que estos se cumplan.
Hay que amar el presente para disfrutar concientemente cada momento de lo que estás viviendo, sea agradable o no. Lo importante es que sepas lo que es y lo aceptes, porque nada evitará que suceda, pues ya está sucediendo.
Esperar con FE el futuro es ir anotando lo que queremos lograr, dando pasos día a día para no descuidar el plan. Trazarse metas con pasos firmes, aunque sean pequeños e ir haciendo conciencia de lo que quieres que suceda, es una forma de avanzar aunque todavía no veas los resultados. Lo importante es no descuidar la meta. La mía por ejemplo es vivir feliz, pues dije hace un tiempo que me niego a vivir en crisis. Y cuando digo crisis hablo de todo tipo de crisis. Si es una enfermedad, me niego a derrotarme y no buscar la cura o el mejor bienestar. Si es de amor, me niego a amar a medias o a permitir que alguien me ame menos de lo que yo me amo. Si es económica, me niego a aceptar que “esta fue la suerte que me tocó” y prefiero ir haciendo los ajustes que me ayuden a acabar con la crisis económica.
Hoy, después de un mes de tantos aprendizajes, miro al futuro con ojos de ternura, contemplando lo que va a ser. Desde ya el futuro me está regalando una sonrisa cada mañana.
Espero en Dios que lo que me anima a continuar, es decir, el futuro, tenga los colores que he elegido a conciencia para mi vida.
Te deseo lo mismo.
¡Feliz día!