Así que os voy a dar unas pautas por si os animáis a cogerlos el otoño que viene, porque ya no es momento. ¡Tenéis todo un año para aprender!
Lo primero de todo es saber si hay níscalos o no. Lo más rápido y efectivo es ir a la frutería y ver el precio. Si están prohibitivos es que no es buen año. Pero si no te quieres fiar de la cotización del mercado, basado en la oferta y la demanda, no hay nada como estar un poco atentos a la meteorología. Un final de verano con dos buenas tormentas de las que mojan la tierra y un otoño cálido y algo lluvioso son los ingredientes necesarios para una buena cosecha.
Luego está el secreto de dónde encontrarlos. Este tipo de setas crecen en pinares y bosques de robles.
La equipación es sencilla: una cesta, un cuchillo y un buen calzado para caminar.
La cesta es fundamental porque cuando vamos paseando con los níscalos en la cesta las esporas que vayan soltando permitirán nuevos níscalos en el futuro. Así que nada de bolsas de plástico o cestas forradas de tela o plástico.
En cuanto al cuchillo, hay navajas que incorporan un cepillito para limpirarlo, pero eso ya es de profesional. Con un cuchillo sin más, es suficiente. No hace falta que tenga una punta afilada. Con uno de mesa es más que suficiente y menos peligroso si vas con niños.
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Una vez en el bosque, ¿dónde se pueden buscar? Los que menos están al aire, en praderas. Pero normalmente te los encuentras debajo de las agujas caídas de los pinos, que yo los llamo jabugos aunque no sé si es el nombre correcto. Cuando vas paseando puedes ver un montículo y al apartar las agujas con cuidado aparece el níscalo o, directamente ves algo naranja que te da la pista.
Cuando lo veas, hay que retirar con cuidado las agujas y cortar la seta al ras del suelo, ¡¡jamas arrancarlo!! Así queda el tallo y seguimos ayudando a repoblar de setas el pinar.
Si no estás muy ducho en la materia, puede que tengas dudas si es o no es un níscalo. Lo puedes diferenciar por su color anaranjado, Puede alcanzar hasta los 20 cm de diámetro, pero lo normal es que no pasen de los 12. Las láminas son desiguales de color anaranjado zanahoria. Si al tocar las láminas sale un líquido (latex) naranja no hay duda de que es un níscalo. Si lo haces es más que probable que se oxide y comience a ponerse verde. No pasa nada, es absoutamente normal y sigue siendo comestible. Otra de las características es su tallo, corto, hueco, frágil y del color del sombrero.
¿Y qué no hay que hacer cuando vas a por níscalos? Lo primero de todo respetar. Si estás seguro de que no es un níscalo, no lo cojas, ni lo arranques, ni lo pises. Seguro que vendrá algún micólogo detrás que entienda y le gustará encontrarlo.
Y, por supuesto, cuidar el bosque. Nada de papeles, botellas, plásticos... Parece una obviedad, pero a veces no lo es. Si te tomas un caramelo, nada como meterte el papel en el bolsillo y tirarlo en casa cuando llegues. El papel no se reproduce, ni crece simplemente contamina.
Y por último, si tienes dudas, puedes acercarte a algún sitio que te indiquen si lo que has cogido es comestible o no.
Resumimos entonces:
1.- Ir siempre con cesta
2.- No coger setas que desconoces o sobre las que puedas tener dudas.
3.- En caso de hacerlo, consulta a algún experto
4.- Respetar el entorno.
¡¡FELIZ MARTES!!