1. Estómago lleno: Imprescindible para que todo lo demás tenga éxito que la pequeña saltamontes esté recién comida o al menos sin hambre. Si tiene ganas de comer y encima la metemos en la sillita estamos introduciendo en el coche una bomba de relojería de mecha muy corta. Así que el primer paso es ofrecerle la tetita antes de iniciar el viaje. Con el estómago lleno, además, es más fácil que les venza el sueño con el movimiento del coche.
2. Explicarle al bebé todo lo que estás haciendo: Quiero pensar que nos entienden, porque a la mamá jefa le ha funcionado a la perfección este diálogo que establece con su renacuaja. Todo dicho con mucha dulzura. “Ahora vamos a subir al coche y me vas a guardar las llaves, ¿vale?”. “Ahora la mamá se va a poner delante a conducir y enseguida te coge”. “Vamos a ir al supermercado y vamos a tardar muy poquito en llegar”. Y así continuamente. Explicándole en todo momento a Maramoto lo que van haciendo. Lo cierto es que esto, que así leído puede parecer un poco chorra, tranquiliza mucho a nuestra bebé. Aunque bien es cierto que es un trabajo diario para que los peques vayan cogiendo confianza y viendo que la sillita del coche no tiene nada malo.
3. La mamá viaja delante: A este aspecto le doy una gran importancia. La mamá jefa, además de hablarle mucho y con mucho cariño, empezó a coger el coche y a salir sin mi presencia, así que se vio obligada a ir delante. Luego, cuando viajábamos los tres, seguimos apostando porque la mamá viajase como copiloto. Y la peque empezó a llorar menos. Quizás porque no tenía a su madre al lado. A veces el papá en prácticas tenía la sensación de que lo que más rabia le daba a la peque es que su madre viajase a su lado y no la cogiese en brazos. Ahora la mamá vuelve a sentarse detrás, pero Maramoto ya acepta mejor su situación en la sillita.
4. El juguete filosofal: Mara tiene un juguete predilecto que le vuelve loca. Se trata de un llavero con llaves gigantes de colores. Como le gustaba tanto, decidimos que lo íbamos a bajar al coche. De esta forma, cuando se sienta en su sillita, tiene un aliciente que le llama mucho la atención y la entretiene durante buena parte del trayecto. Además, gracias a él, superamos el momento más traumático. Ahora sentarla es mucho más fácil porque ella tiene un entretenimiento a su alcance.
Como os he comentado antes, no sé si esto funcionará con otros bebés, pero si tenéis el mismo problema, no está de más intentarlo. Nosotros hace poco no podíamos ir ni al centro comercial que tenemos al lado de casa sin parar por el camino. Ahora podemos desplazarnos sin miedo a los arrebatos de la peque y la semana pasada, para que os hagáis una idea, hicimos incluso un desplazamiento de 80 kilómetros y tan contentos. Ya estamos planeando el próximo viaje a Valencia en coche. Esa será la prueba del algodón definitiva.