Llevarte bien con tu expareja, no significa irte de cañas, no significa que sois amigos ni que pueda haber una futura reconciliación, pero igual que en el trabajo te llevas medianamente bien con todos tus compañeros, aunque no seas "amigo" de todos ellos, en las relaciones familiares y sobre todo las que implican a tus hijos, tienes que mirar más allá del rencor y del dolor y hacer brillar tu luz interior (como cantaba Gloria Estefan)
Hoy te voy a dar las pautas que yo sigo y el porqué de ellas.
1- Mediación, no hace falta que sea un abogado, puede ser un amigo común en el que confiáis los dos (ojo, sin culpar a nadie, aunque sea complicado) Alguien que ya haya pasado por lo mismo o que entienda del tema, porque la verdad yo no sabía nada ni de divorcios, ni de pensiones, ni de acuerdos... Pero nos sentamos con la abogada, nos dió una lista de puntos a tratar y nos dejó para que nos pusiéramos de acuerdo, Si en ese punto es imposible sentarte en una mesa con tu pareja, puedes ir intercambiando propuestas, y será el mediador el que haga de interlocutor.
2. Saber parar, sí, me refiero a morderte la lengua, saber frenar en el momento adecuado para que la relación no vuelva a ser tal y como era cuando os separasteis, porque créeme, si queremos avanzar debemos frenar y tomar impulso para continuar,
Si en una conversación seria, que hay que tenerlas, y muchas, ves que la cosa se pone turbia, mejor cerrar la boca, tomar aire y decir, POR AHÍ NO, ese tema mejor no seguimos con el. Habrá un silencio incomodo pero podremos continuar sin reprocharnos nada ni tener que empezar de nuevo.
3. Compromiso, si, esa persona a la que seguramente no es fácil mirar a la cara, que te recuerda todo lo malo de tu vida anterior y que además es posible que sea la causante de algunas de tus frustraciones también es la persona con la que tienes el compromiso más grande del mundo, LA CRIANZA DE TUS HIJOS, por lo que hagas lo que pactéis lo que pactéis tienes que comprometerte y cumplirlo, y por supuesto exigir el mismo compromiso para la otra parte.
4. Confianza y empatía, en este punto creo que es uno de los más importantes de todo, ponerte en el lugar de los demás, mirar con sus gafas y no hacerte un muro que derribe toda propuesta de crecimiento solo por saber de quién viene.
La custodia, el plan de alimentos, los horarios de visita... Todo es negociable y hay que ponerse en la piel del otro y sobre todo DE LOS NIÑOS para saber que es lo mejor para todos y de qué forma podemos arreglarlo haciendo el menor cambio posible.
En nuestro caso, los dos cobramos más o menos lo mismo, la casa es mía pero vive él, y los niños, aunque la guardia es mía, tenemos unos horarios de visita que se asemejan lo máximo posible a la vida anterior al divorcio, el los vé por la tarde, y fines de semana alternos (que es lo que su horario de trabajo permite) y yo mañana y noche, y fines de semana alternos, lo que me permite tener tiempo de calidad para mí misma (pero este punto os lo cuento en otro post).
Cumpleaños, fiestas, eventos, cambios de turno y demás son cosas que aunque están pactadas de antemano, y consensuadas, puede haber variaciones porque ambos estamos dispuestos a ceder, pro el bien de nuestros hijos.
Si has llegado hasta aquí, pensarás que es de locos, que es imposible llegar a un entendimiento con tu expareja y que esto solo pasa en 1 de cada 1000 familias, pero y si ese uno fueras tú???
La verdad, si me he divorciado es por que era lo mejor para mí y mi familia, algún día tendré el valor de contar mi historia, aunque no ha llegado ese momento todavía, y si no tuviera hijos seguramente no estaría hablando de empatía ni mediación porque habría una barrera muy grande entre nosotros, pero los hay y hay que ser responsable con su futuro.
Cuéntame que estarías dispuesta a hacer tú por tus hijos y si crees que puedes intentar este camino...
O si ya lo has intentado, cuéntanos que tal te va..
El en próximo post, os contaré todos los puntos a tener en cuenta en un ACUERDO DE DIVORCIO.