¿Profesores que ridiculizan a los alumnos?
Sí. Aunque me cueste decirlo y aunque apoye muchísimo a los maestros de corazón, sí que hay profesores que ridiculizan a los estudiantes. Cuando estudiaba educación primaria uno de mis maestros de matemáticas dejó apuntado en la pizarra durante todo el día que no me sabía la tabla del cuatro. Ahí para que lo recordara siempre y los demás compañeros y profesores lo supieran.
Y me temo que esas acciones no han desaparecido con el tiempo. Sí que es verdad que se dan en menos ocasiones, pero todavía las hay. A día de hoy todavía hay estudiantes que son humillados por los profesores por no saber hacer algún ejercicio. Son ridiculizados y ofendidos por haber suspendido un examen. Y en muchas ocasiones, son comparados con los demás de las peores formas.
Me gustaría dejar clara una cosa: no estoy metiendo a todos los docentes en un mismo saco. Ni pretendo hacerlo. Pero igual que hablo y reflexiono sobre los maestros de corazón también lo hago sobre los profesores que no deberían ser llamados así siquiera. ¿Qué quiero decir? Pues que mi intención no es ofender a nadie ni infravalorar la práctica docente. Ni mucho menos.
Estudiantes con miedo y sin ganas de ir al colegio
A nadie nos gusta que nos humillen ni que nos hagan sentir mal. Si son profesores los que tienen esos comportamientos con los estudiantes pueden generar miedo en ellos. Y el miedo no se debería dar en ninguna clase ni ser provocado con profesores. Cuando los alumnos son ridiculizados por los maestros pasan a tener una actitud negativa y pierden sus ganas de aprender y de ir al colegio.
Como es normal, su ilusión y emoción por el conocimiento va disminuyendo. Llegará a un punto que se sentirán mal consigo mismos y pensarán que son ellos los que tienen la culpa y no los profesores. ¿Qué pasará entonces? Pues que su autoestima y su bienestar emocional y personal se vendrán abajo. Cabe destacar que para muchos estudiantes sus profesores son un modelo a seguir.
¿Por qué hay profesores así en los centros educativos?
La verdad es que no lo sé. No tengo ni idea de por qué la gente estudia magisterio (o hace un máster de formación del profesorado después de otro grado) sin querer dedicarse a la enseñanza. Y lo peor es que no es tan sencillo despedirles si tienen un mal comportamiento con los estudiantes. Cuando le conté a mis padres lo que mi maestro de matemáticas me había hecho fueron a hablar con el director. Y el director les dijo que no había nada que hacer porque era un funcionario y un profesor con mucha experiencia.
Conozco a bastantes padres y madres que están viviendo malas experiencias con los profesores de sus hijos. Padres y madres que ya han hablado con el maestro en concreto, con el jefe de estudios y con el director del centro. Desgraciadamente, no todos han tomado metidas en el asunto. Hay colegios (no sé por qué) que cubren a los profesores hagan lo que haga y pase lo que pase. Les da prácticamente igual si hay estudiantes que lo pasan mal, si tienen miedo o si no quieren ir al centro.
Nunca se debería humillar ni ridiculizar a los estudiantes
Está claro que hay profesores a los que les gusta más o menos su trabajo. Pero ni siquiera los que no se apasionan por su trabajo deberían humillar nunca a un estudiante. Te puede no emocionar la enseñanza (que eso no debería pasar ya que se ha elegido los estudios por voluntad propia) pero no hay que llegar bajo ningún concepto a ridiculizar, faltar el respeto, ofender o hacer sentir mal a ningún alumno.
Si se ha decidido estar en un aula incluso sin sentir pasión por la profesión, lo menos que se puede hacer es intentarlo hacer lo mejor posible. Y hacerlo lo mejor posible no es aplicando un abuso de poder docente con los estudiantes. En la educación ni en los centros educativos debería haber hueco para malos compartimientos de profesores.
Entonces, ¿qué se podría hacer al respecto?
Creo que lo primero todo sería que la personas que no quieren dedicarse realmente a la enseñanza no estudiaran magisterio. Desgraciadamente, hay gente que accede a la carrera porque piensan que es lo más fácil y lo que más salidas profesionales tiene. Pero obviamente no se puede obligar a estudiar una cosa u otra a nadie. Por lo tanto, se podría optar por una evaluación docente más amplia.
Los países vecinos tienen en gran estima a los profesores. Pero también son los que más exámenes y evaluaciones tienen que pasar para poder trabajar en un centro. Y además, esas evaluaciones son repetidas a lo largo de los años. Las oposiciones, desde mi punto de vista, no son suficientes para valorar si un docente es realmente bueno o no. Y después de aprobarlas, ya no hay ningún otro tipo de evaluación.
¿Qué propondríais vosotros? ¡Espero vuestros comentarios!