Cuando practicas la atención plena, descubres con más facilidad tus semillas (habilidades de comunicación, salud, autoestima, creatividad, lenguaje….) las riegas en su justa medida para que crezcan fuertes y consigues que las hojas de tus capacidades estén verdes y sanas. Sabes adaptarte mejor a los cambios, a los días de sol y a los de lluvia. Vives cada momento; dejando de pensar en la primavera cuando estas en el otoño.
¿Qué beneficios nos aportan estos juegos?
Practicar algunos de estos juegos o actividades cada día (lo pongo en negrilla porque es clave que sea a diario) nos ayudará, casi sin darnos cuenta, a:
Desarrollar nuestras funciones cognitivas (atención, memoria…), que nos facilitará el aprendizaje a lo largo de la vida: desde la comprensión de la lectura a la fluidez en el razonamiento o el lenguaje. Mejorará la capacidad de orientación: donde están, que hay a su alrededor, izquierda, derecha, arriba, abajo, alto, bajo… A nivel espacial y mental.
Estimular la creatividad, que nos allanará el camino para buscar soluciones a las situaciones de todo tipo que aparezcan en nuestro día a día.
Aumentar los niveles de concentración y atención. Incluso en aquellos con dificultades por hiperactividad.
Equilibrar la autoestima, ayudando a nuestro autoconocimiento personal ¿quién soy? y automotivación ¿qué quiero hacer y cómo?
Mejorar la comunicación interpersonal por medio de la escucha activa y la palabra amable, controlando los juicios y prejuicios que nos estorban a la hora de dialogar.
Disfrutar de buena salud a todos los niveles: físico, mental, social y emocional. Ejercitar la observación y control de la respiración ayuda a limpiar y curar el cuerpo, la mente y el espíritu. Cada célula y órgano se ve beneficiado por el oxígeno que recibe. Incluso las personas con insuficiencias respiratorias, alergias o dermatitis se ven beneficiadas por esta práctica.
Educar nuestras emociones, para aprender de la vida, del entorno y de las personas que nos rodean.
Siendo capaces de descubrir los pensamientos, emociones o conductas que nos perjudican y aquellas que nos ayudan a sentirnos mejor con nosotros mismos.
Reaccionando a esas emociones y pensamientos de forma más calmada y reduciendo la batidora mental de las preocupaciones.
Al practicarlo en grupo y ser una actividad no competitiva, genera buenas relaciones y comunicación entre los participantes, en primer lugar y después con todas aquellas personas con las que convivimos: familia y amigos.
Jugar con los niños, con el objetivo de desarrollar su atención plena, es un auténtico regalo para ellos y ellas, porque les desarrollará de forma integral.
Es muy importante recordar, antes de empezar a leer y practicar estos juegos, que:
Los niños, nacen mindfulness, expertos en atención plena, viven el presente, el momento y lo disfrutan. Nuestro papel es facilitarles el camino para que sigan desarrollando esta capacidad. Que la educación no se convierta en destructora sino en facilitadora.
Ellos aprenden (en realidad, como los adultos) de las experiencias que les proporciona el juego. El juego es divertido, lúdico, alegre, vivo. Hay adultos que unen meditación, relajación con cualidades de seriedad, no moverse, no pensar, no hablar… Pues olvidemos esta relación porque vamos a iniciarnos en meditación, relajación, visualización por medio del juego, para desarrollar la atención plena. Sí, habrá momentos de quietud, de tranquilidad, pero también de movimiento, de diálogo.
Vamos a empezar por dos juegos de iniciación, sencillos y adaptables a edades muy variadas:
EL JUEGO DEL SUSURRO DEL CUENCO TIBETANO
Nos sentamos en un círculo y vamos pasando un cuenco tibetano al que hacemos sonar con un pequeño golpecito. El primer niño o adulto lo hará sonar unos segundos. Esperaremos hasta que el sonido se pierda y solo oigamos el silencio y lo pasará a otro compañero que repetirá el ejercicio.
Se explica que ha de ser un sonido suave y lento y que no puede sonar cuando se pasa de un compañero a otro. Con los más pequeños hay que repetir el juego varias veces en días consecutivos hasta que lo entiendan. En vez de un cuenco puede ser una campanilla u otro objeto que vibre.
Hay otras variantes como pasar la campanilla con los pies, sentarse en un círculo, pero apoyando las espaldas.
El sonido vibrante lleva la mente hacia el silencio que queda después, hasta que de nuevo vuelve a sonar. Es sencillo pero muy potente. Y ellos y ellas te pedirán repetirlo.
No es necesario dar muchas explicaciones sobre el objetivo del juego, sólo hay que jugar y después contar cómo nos hemos sentido, dialogar sobre la experiencia.
EL JUEGO DE ADIVINA QUÉ ES…
Recopilamos durante unos días objetos pequeños en una caja: una piedrecita, mini-caracola, concha, hoja, flor, piña, piñón, nuez, trocito de tela o peluche, pluma, lana…
Se puede hacer por parejas: Dos niños, niño y adulto.
La niña se tumba boca arriba y cierra los ojos. El otro niño o adulto le coloca un objeto de la caja en la frente. Ella tendrá que sentir el objeto que siente en la frente: su peso, textura, temperatura…y contarlo.
Le damos un minuto o dos para que lo adivine y luego se lo quitamos. Cuando se siente se lo podemos dar de nuevo para que lo mire y lo toque.
Ahora cambiamos los papeles. El adulto u otros niños (si lo hacen en parejas) se tumba y la niña escoge de la caja de objetos otro y lo coloca para adivinarlo.
El objeto se puede colocar en la tripa, las manos, los pies…
Después compartimos lo que hemos sentido.
Os acordáis del juego que os propuse de LA MARIPOSA CONSCIENTE pues ya le hacen muchas familias y coles. Es genial JUGAR para crecer consciente, para desarrollarnos. GRACIAS A LOS NIÑOS Y NIÑAS LOS ADULTOS JUGAMOS.