Nuestras mañanas suelen ser frenéticas.
Nuestros fines de semana, una locura.
Pocos tenemos el tiempo y la paciencia necesarios para desarrollar los hábitos de autonomía de nuestros hijos en esas vorágines de prisas y aceleración diaria.
Pero, debemos hacerlo.
Debemos encontrar el tiempo.
Debemos armarnos de paciencia para fomentar la autonomía en los niños y niñas en nuestras vidas.
El “va, ya te hago la tostada yo porque si no, no vamos a salir nunca de casa”, lo único que hace es ralentizar su aprendizaje.
Y el desesperarse cuando cometen errores al intentar esos pequeños hábitos diarios solo dificulta el desarrollo de su autonomía.
Pero, vayamos por partes.
¿Qué es la autonomía personal en los niños?
La autonomía personal de nuestros hijo/as es la capacidad de valerse por sí mismo/as.
La capacidad de llevar a cabo con soltura todos esos pequeños y grandes hábitos que van a necesitar para el día a día en la sociedad.
La capacidad de desarrollar las actividades básicas cotidianas relacionadas con su cuidado personal como lavarse los dientes, lavarse las manos, vestirse, recoger los platos, hacerse la cama, ser ordenado, hacerse la tostada de la que hablábamos…
De sentirse seguro/as practicando actividades relacionadas con el funcionamiento mental de la persona como tomar pequeñas decisiones, saber afrontar y resolver problemas, etc.
El relacionarse con los demás…
El hacer amigos…
Reconocer sus sentimientos y los de los demás…
Trabajar en equipo…
Esperar su turno…
Cumplir horarios y normas…
Desplazarse de un lado a otro, andando, en transporte público, o en patinete…
Ser conscientes de su entorno y las personas que lo componen…
Cuanto antes desarrolle este tipo de hábitos de autonomía, antes se convertirá en una persona independiente y responsable.
Y antes desarrollará su autoestima infantil, sintiéndose más y más seguro/a de sí mismo/a.
¿Para qué sirve la autonomía de los niños?
La autonomía enseñada de pequeño/as asienta las bases de la persona independiente del futuro.
Vivimos en una sociedad compleja que requiere decisiones complejas…
Desplazamientos complejos…
Acciones complejas…
Si les hemos damos todo hecho, creamos niño/as poco autónomos.
Niño/as con una capacidad limitada para valerse por sí mismo/as de adultos.
Niño/as poco seguros de sí mismo/as y de sus acciones, y que siempre buscarán la confirmación de otra persona para salir adelante.
Por el contrario, el niño al que se le ha ayudado a desarrollar su autonomía con un aprendizaje adecuado a su edad ha ido venciendo sus inseguridades con el apoyo de los mayores de su vida.
Se siente capaz de hacer las cosas por uno mismo.
Se siente responsable de sí mismo/a.
Entiende que hay cierto tipo de acciones que tiene que hacer por sí mismo/a y por su bien.
Y le satisface.
Lo disfruta.
Le gusta sentirse capaz de desenvolverse con soltura, y sin la ayuda de un mayor, en diferentes contextos.
¿Cómo trabajar la autonomía en niños?
Cada día se te presentarán un sinfín de oportunidades para fomentar la autonomía en tu hijo/a.
¡Aprovéchalas!
Deja que pruebe…
Que lo intente…
Que se equivoque y que lo intente de nuevo…
Que vaya adquiriendo cada vez más independencia.
¡Verás, además, lo mucho que disfruta descubriendo y probando nuevas acciones!
¿Qué puedes hacer para fomentar la autonomía de tus hijo/as?
Empieza por la regla de oro de la autonomía infantil.
Si crees que él o ella puede hacerlo solo/a, déjaselo hacer.
Aunque represente más tiempo.
Aunque para ti no se el momento adecuado.
Aunque tú estés a su lado y le vayas guiando.
Ten paciencia.
Dale su tiempo.
Y si se equivoca, evita las críticas.
Evita los gritos, los nervios y los comentarios sarcásticos como “no he visto nadie que tarde tanto en hacerse la cama”.
Apuesta por el refuerzo positivo y reconoce sus logros.
Tal y como Adele Faber y Elaine Mazlish explican en su libro “Como hablar para que tus hijos te escuchen y cómo escuchar para que tus hijos te hablen”, nuestras respuestas a sus conductas son las que muchas veces marcan la diferencia.
Dar opciones para que elija.
Mostrar respeto por su lucha personal.
No hacer demasiadas preguntas.
No precipitarnos en dar respuestas.
Animarle a utilizar fuentes externas a nosotras y, no desanimarlo/a cuando tiene un sueño.
Y,¿que no sabe cómo hacer algo?
Anímale a buscar información.
Deja que intente resolver la duda por sí solo/a… Siempre guiado/a y vigilado/a por ti.
¿Que se equivoca?
No justifiques.
No critiques.
No te irrites.
Deja que comprenda su error.
Que aprenda a asumir las consecuencias.
Que exprese sus emociones ante la dificultad que le comporta cierta acción.
Hablad de sus sentimientos…
Hablad de los tuyos…
Siempre de manera respetuosa, abierta y positiva.
Eso hará que tu hijo/a se sienta continuamente motivado para seguir desarrollando su autonomía porqué a la vez se siente sostenido, querido y validado/a.
¿Te gustaría poder sentirte mejor preparado/a para acompañar a tu hijo/a en este largo camino?
¿Te gustaría tener las herramientas necesarias para solventar los problemas de aprendizaje que se os presenten?
¿Para que tu hijo/a no termine siendo un niño/a poco/a autónomo/a?
Nuestra Certificación de Facilitadores puede ayudarte.
Pensada para Padres, Educadores, Psicólogos, Coachs y todas aquellas personas que trabajen con familias y niños y adolescentes, nuestra Certificación de Facilitadores te enseñará a fomentar la autonomía infantil y a gestionar el proceso de desarrollo de hábitos independientes con respeto y humanidad.
Basada en el trabajo de las expertas en comunicación entre adultos y niños, Adele Faber y Elaine Mazlish, en estos tres días descubrirás un nuevo paradigma para entender las relaciones y la interacción entre adultos, niños y adolescentes y a comunicarte de manera empática, respetuosa, afectiva y efectiva con ellos/as.
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