Buenas noches cibernautas,
en nuestro reto de las cinco emociones hoy hemos estado trabajando la autonomía.
Los niños son más autónomos de lo que nosotros creemos, tan sólo tenemos que dejar que lo sean.
Así que hoy estuvimos hablando de qué cosas eran capaces de hacer, el listado era muy largo. Pero otra historia es cuales de esas cosas que son capaces de hacer quieren hacerlas y nosotros dejamos que las hagan.
Es difícil compatibilizar a veces la seguridad que queremos ofrecerles con la autonomía que necesitan. Os contaré un secreto para que estéis más tranquilas. No os preocupéis por si se van a caer o hacer daño, es una tontería tener la duda de si eso va a pasar, porque sí, va a pasar, se caerán mil veces y se harán daño otras tantas.
Nuestro deber como madres es minimizar el daño pero no evitar que caigan porque entonces nunca aprenderán a levantarse. Y cuando tengan que levantarse solos no tendrán los recursos para hacerlo.
Mi hijo se ensucia muchísimo comiendo los macarrones con tomate, y pone la mesa marrón dada vez que desayuna un colacao. Pero no podemos caer en el error de impedirle que se prepare el desayuno porque al hacerlo está ganando autonomía, y también seguridad y autoestima, porque está descubriendo todo aquello de lo que es capaz.
¿Y entonces que tengo que hacer?
Hay una serie de pautas que tenemos que seguir.
1. Preguntarnos aquello que quiere hacer pone en riesgo su integridad física de manera grave. Manchar la ropa, caer un plato, o mojarse entero, no ponen en grave peligro su integridad. Dependiendo de la edad tendremos que ir dándoles libertad aunque existan pequeños riesgos.
Podéis pensar que si les dejamos colocar los platos en la mesa pueden caerles y cortarse. Ciertamente es una posibilidad, pero si vigilamos desde la distancia que esos platos los coge correctamente y los lleva de uno en uno, la posibilidad de que se caigan y se corte se minimiza. Siempre habrá riesgos asumamoslo.
2. Expliquemos los errores desde el cariño y con paciencia. Cuando tira media caja de leche al suelo porque le hemos dado la suficiente confianza para que se anime a echar leche a toda la familia en los vasos, no debemos enfadarnos. Si lo hacemos al día siguiente no va a volver a poner el desayuno, el se llevará un disgusto y nosotros también. Alabemos su iniciativa, y mientras le explicaremos que no se puede llenar tanto cada vaso, que mañana lo haga llenándolos un poco menos.
3. Paciencia, paciencia,paciencia y refuerzo positivo. Esta es la parte más difícil. Porque es probable que al día siguiente tengamos que repetir exactamente lo mismo que el primer día, y el tercero y el cuarto... pero si le seguimos motivando y explicando cómo hacerlo bien, veremos los pequeños logros. Y no sólo en la tarea que se han encomendado ellos mismos, sino en el resto de las actividades que realicen donde tendrán mucha mayor autonomía.
Para los que estáis pensando ¿pero que hicieron exactamente hoy? Pues fueron ellos los que después de hablar de la importancia de hacer las cosas por nosotros mismos organizaron su mañana.
Primero hicimos los ejercicios de repaso de vacaciones, luego grabamos un pequeño vídeo, que sigue subiéndose en youtube después de 10 horas, y que esperaba poder poneros hoy pero tendrá que ser cuando esté terminado de cargar.
Luego comieron y vieron la película de Heidi, y por último se pasaron la tarde jugando con su padre. A ellos les encantó el plan y como lo organizaron ellos estuvieron mucho más receptivos a la hora de realizarlo.