Está ampliamente demostrado que el uso de las tecnologías a determinadas edades puede ser beneficioso, pero también se ha demostrado que no son convenientes a edades muy tempranas (recomiendan que los menores de 2 años no utilicen dispositivos electrónicos y de 3 a 5 se haga de una manera muy controlada). En cualquier caso es muy importante que siempre que usen este tipo de dispositivos lo hagan bajo la supervisión de un adulto y con unos tiempos de uso razonables (siii, nosotros también aprovechamos que está viendo la tele para hacer algo... pero no hay que abusar!); no olvidemos que nuestros pequeños son esponjas y pueden hacerse fácilmente dependientes a estos trastos...
En casa intentamos no abusar de los aparatos electrónicos en determinados momentos del día. Es por eso que tenemos algunas normas que son bastante firmes:
- Nunca tenemos la televisión de fondo; si alguien la está viendo (y con ese alguien me refiero a la HermanaMayor porque nosotros prácticamente no la vemos) está encendida, pero si se está haciendo alguna otra cosa, siempre la tenemos apagada.
- Intentamos establecer ratos sin tecnología: Cuando es hora de jugar con los pequeños se hace al 100%: sin móviles, sin portátil y sin televisión; como mucho con música de fondo. Para las cenas hacemos lo mismo: aunque podamos tener cenas intensas (que van a menos), es el único momento del día en el que estamos toda la familia al completo, así que nos hemos prohibido utilizar los móviles y solo tenemos música ambiental.
- Televisión sí, pero controlada: Nada de llegar del colegio, poner la tv y quedarse ahí enganchado hasta la hora del baño... ratito de tele y luego ratito de juegos, o a la inversa. Esto, no os voy a engañar, nos supone más de una crisis institucional... pero bueno, hay que gestionarlo.
Por suerte la HermanaMayor no asocia el móvil con un aparato para jugar (aún). Nosotros no jugamos con él y ella lo ha hecho muy poco (teníamos algún juego para pintar cuando fue bebé al que no le hizo demasiado caso) así que nunca lo pide... para eso. El único uso que le da ella es el de ver dibujos en momentos puntuales (básicamente cuando está aburrida en algún bar mientras los adultos hablan de sus cosas o durante algunos viajes) o para ver fotos y vídeos.
Ya para acabar, otra de las cosas a las que hay que prestar atención (y de paso que también nos deberíamos aplicar nosotros mismos) es que el abuso de estos aparatos pueden llegar a ser una barrera en la comuanicación personal. Por eso es tan importante tener momentos analógicos...
Y que conste que todo esto os lo dice un padre informático y apasionado por la tecnología.
¿Vosotros qué, abusais de la tecnología? ¿Conseguís desconectar para estar al 100% con vuestros hijos? Va, no digáis mentiras!