Estoy segura que gran parte de las personas que se dedican a la enseñanza han tenido que escuchar estos comentarios al menos una vez en su vida. ¿Ofensivos? Por supuesto. ¿Poco comprensivos? También. Pero sobre todo, a parte de ofensivos y poco comprensivos, son absurdos y dichos por personas que no tienen ni idea en qué consiste la labor docente.
Posiblemente, los profesores y maestros se dediquen a una de las profesiones más importantes que hay. O al menos debería ser así. Se dedican a educar niños, adolescentes y jóvenes. Niños, adolescentes y jóvenes con sueños y con expectativas de futuro. Y con educar, no me refiero únicamente a impartir la lección y mandar deberes para casa (desgraciadamente, sé que hay docentes así, pero yo no hablo de ellos, hablo de los buenos).
Estamos hablando de tratar con alumnos con diferencias, con preocupaciones, con necesidades educativas especiales, con ilusiones, con emociones y muchas esperanzas. Estamos hablando de intentar comprenderles a todos, de intentar ofrecerles una atención personalizada (hoy por hoy casi imposible). Con educar, me refiero a motivar, a enseñar desde el corazón, a escuchar, a innovar, a aprender cosas de los estudiantes.
Vamos a hablar de esas dos frases en concreto que tanto y tantas veces hemos tenido que escuchar: “los docentes no hacéis nada y tenéis un montón de vacaciones”. Y a tales tonterías sumamos una más: “Es que los maestros vivís como reyes, además de cobrar un sueldazo”. ¡Por supuesto que los docentes no hacen nada! Preparar actividades para sus alumnos, optar por la metodología más adecuada, tener muy en cuenta las necesidades educativas especiales, diseñar unidades didácticas, elaborar adaptaciones si hubiera que hacerlas, utilizar la empatía, la comprensión y la escucha activa con los estudiantes.
Y no sólo eso: también los maestros y profesores asesoran a las familias, resuelven sus dudas y procuran ayudarles en todo lo que puedan. ¡Está claro que eso es no hacer nada! ¿Vacaciones? ¿De verdad la gente se cree que tienen dos meses de vacaciones? Bueno, puede que no tengan que ir al centro educativo, pero os puedo asegurar que en esos días “libres” están corrigiendo exámenes, trabajos y preparando la rutina para su vuelta al trabajo.
Yo no sé de dónde viene el mito de que los docentes viven como reyes y cobran un sueldazo. Afortunadamente, tengo a gente cercana que se dedica a la Educación, y he podido comprobar de primera mano, que la mayoría de personas se equivocan. ¿Después de haberles sometido a numerosos recortes en el sueldo y en la paga extra, aun hay alguien que puede atreverse a gritar a los cuatro vientos tal sandez?
Y no sólo eso. También sé, de primera mano, casos de educadores infantiles que han llegado a estar dos meses sin cobrar el dinero por el que han trabajado. ¿De verdad ganan demasiado? A mí, personalmente con todo lo que hacen, me parece increíblemente poco. ¿Hay maestros que no hacen nada y que no se toman en serio su trabajo? Sí, claro, como en todos los lados, pero son los mínimos. Y menos mal.
Por lo tanto, señores y señoras que hablan sin saber con el único objetivo de criticar y ofender: ni los profesores se tocan las narices en su trabajo, ni tienen tantas vacaciones. Así que dejen de decir salvajadas sin sentido. Con todo esto, quería llegar al descontento, desmotivación y estrés docente.
Un descontento, una desmotivación y un estrés totalmente justificados para mi entender. Imaginad por un momento esta situación: tenéis un trabajo que os apasiona, en el que os esforzáis cada uno de los días, por el que lucháis para que sea mejor y se den unas mejores condiciones en él. Un trabajo que merece la pena únicamente por los alumnos.
Un trabajo en el que tenéis a más de veinte estudiantes en el aula sin ningún tipo de ayuda. Un empleo en el que algunos padres (más de los que nos gustaría), os echan la culpa de prácticamente todo lo que les pasa a sus hijos. Un trabajo en el que políticos, diputados y presidentes de gobiernes infravaloran y no lo reconocen.
Un trabajo en el que ponéis toda la ilusión y en el que en muchas ocasiones únicamente recibís acusaciones y humillaciones. ¿No estaríais vosotros desmotivados, descontentos y con estrés? Es muy frustrante ver cómo en los países vecinos valoran y tienen en cuenta a sus maestros y aquí son lanzados casi casi a los tiburones. ¿Alguien ha pensado alguna vez qué haríamos sin maestros?
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