Decían los expertos que en el año 2016 empezaría la renovación pedagógica en las aulas. Todavía queda mucho camino por recorrer pero he tenido el placer de ver como profesionales de la educación y centros educativos iban transformando metodologías antiguas y obsoletas en en metodologías activas, participativas y mejor adaptadas a los estudiantes. He tenido el placer de ver cómo maestros de corazón sonreían y se ilusionaban por tener la oportunidad de cambiar el sistema educativo.
He tenido la suerte de presenciar cómo estudiantes trabajaban por proyectos y para ellos era todo un desafío lo que les proponía el docente. Investigaban, preguntaban y cooperaban con los compañeros. De esta manera iban creando entre todos un aprendizaje activo y consciente. Y he visto cómo a los maestros de corazón de estos niños y niñas, les brillaban los ojos de pura emoción e ilusión.
He tenido el placer de conocer a maestros de corazón que han apostado por la gamificación en las aulas y por el aprendizaje basado en juegos. Y ha sido una maravilla ver las fotos de su trabajo, de todo lo que hacían en las aulas. Ha sido una maravilla ser consciente de toda su ilusión, de toda su alegría y de toda la inspiración y motivación que han transmitido (y seguirán transmitiendo) a los estudiantes.
He quedado encantada al ver vídeos por las redes de maestros de corazón que han llevado el humor y la diversión a las aulas con tan solo una actitud positiva, ganas y dinámicas para fomentar el compañerismo y la inteligencia emocional. He podido ver la cara de los estudiantes y era de pura felicidad. Felicidad absoluta y emoción. ¿No es eso importante para que el aprendizaje fluya? Por supuesto que sí.
He conocido a maestros de corazón que ya no están en las aulas pero que escriben artículos y libros increíblemente interesantes. He leído posts de profesionales de la educación que me han hecho sonreír, que me han hecho emocionarme, que me han inspirado y me han hecho creer con más fuerza en eso de la nueva educación. Cada vez son más las entrevistas que he leído de docentes que apuestan por una alternativa.
He visto a maestros de corazón salir a la calle con pancartas, con carteles y defendiendo una educación pública de calidad. Por esas calles he tenido el placer de hablar con docentes auténticos, con profesores que llorando y mirándome a la cara me decían “esto no puede seguir así”. Docentes que han revolucionado las aulas y que han alejado a sus estudiantes de la sumisión educativa.
Maestros de corazón que se han dado cuenta de que la autoridad no se impone. Que no se es mejor profesor gritando, castigando y teniendo a todos los alumnos sentados en una silla sin poder hablar. Que no se es mejor maestro al seguir los libros de texto al dedillo sin levantarse de la silla. Maestros de corazón que han decidido levantarse y apostar por algo diferente. Algo diferente más allá de objetivos, contenidos y calificaciones. Maestros que han dejado (y seguirán dejando) huella en los estudiantes.
Posiblemente, el año que está terminando haya sido uno de los más amargos para la educación española: políticos que diseñan leyes educativas absurdas. Un gobierno que no fomenta la formación del profesorado más allá de los típicos másters que cuestan un ojo de la cara pagar si no se consigue una beca. Un gobierno que ha despedido a una cantidad indecente de profesores sin ninguna razón más que “en España sobran muchos docentes”.
Sí, 2016 ha sido duro. Opositores luchando por una plaza sin descanso en un centro público sin conseguir nada más allá que una sustitución por una baja de meses o incluso de semanas (o incluso de días). Interinos que van de aquí para allá continuamente. Sin rumbo fijo y sin un trabajo estable únicamente porque les ha faltado unas décimas para llegar a la nota requerida.
Aunque ya no esté en las aulas soy consciente de lo mucho que os esforzáis, de lo mucho que lucháis por una educación de calidad y auténtica para los estudiantes. Soy consciente de lo muchísimo que trabajáis, maestros de corazón, incluso cuando recibís acusaciones, ofensas y malas palabras por tener una perspectiva diferente. Sé que hay gente que no valora lo que hacéis pero también hay mucha que sí es consciente de todo vuestro empeño. Por mi parte, mis mejores deseos van para vosotros, maestros de corazón.
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