Mi primera experiencia como mama fue antes de tener a mi propio hijo, el que creció en mi vientre. Un hijastro a diferencia del hijo biológico, crece en el corazón y de a poco, día a día, va arraigándose hasta formar parte de nosotros mismos. Después de mucho tiempo, puedo ver desde otra perspectiva esta historia, mis aciertos y mis errores, y puedo hablar desde mi experiencia, que se debe hacer y que no, cuando toca enfrentar una situación como esta.
La historia comenzó cuando conocí a mi esposo y ya él era padre de un niño, muy pronto pude determinar que no era cualquier niño. Este niño solo tenía 6 años y era a vivaz e inteligente y muy travieso.
Fueron muchas las anécdotas que ocurrieron, pero lo verdaderamente importante es como yo maneje las diferentes situaciones y como lo haría hoy.
Siempre me sentí en desventaja porque por mucho que quería ayudarlo y por muy buenas intenciones que tuviera, siempre había alguien más importante para él, una influencia mayor con la que yo no podía competir, era su madre, por muy poco que ella hiciera, siempre estaba presente en su vida y yo lo sabía.
Hoy lo entiendo, desde mi perspectiva como madre de mi propio hijo, sé que una madre es insustituible para un niño, su poder es único.
Pronto llego la adolescencia y los momentos más difíciles y dolorosos que nos tocó enfrentar, intente hacer lo correcto, hoy veo que falle muchas veces.
No podía simplemente acostarme a dormir mientras estaba en la calle, no podía decirle que no a todo, pero le decía no a casi todo, no sabía cómo controlarlo, sentía que se salía de mi control constantemente, no se negaba a nada, pero terminaba haciendo lo que quería, no estaba ganando su confianza, al contrario, cada vez la perdía más.
Su vida no fue fácil, un niño que vive la separación de sus padres a tan corta edad, después de una difícil convivencia, y ve como cada uno recomienza su vida formando nuevas familias, y el queda en el medio de todo, no tengo idea como se ha de sentir, pero al llegar a la adolescencia y estar en una situación así, debe ser más difícil tu ubicación, sentir que tienes un lugar.
Hoy me atrevo a dar algunos consejos para este tipo de situaciones:
· Lo más importante es la empatía, tener la capacidad de ponerte en sus zapatos, intentar entender que siente. Hacer hasta lo imposible por conectar realmente.
· Estimular siempre sus intereses, apoyar sus sueños. Creí que lo hacía, pero veo que trataba de guiarlo por el camino que yo deseaba para él y no el que él quería.
· Hay que imponer normas en el hogar, pero en este caso, el encargado de disciplinarlo debía ser su padre biológico.
· Debí ser su amiga, no su madre, ya que él ya tenía una. Intentar sustituirla no fue lo correcto, por muy poco que ella este presente, existe y es lo importante.
· No soltarlo, depende de cada situación, porque ninguna es igual a otra, en este caso, ahora sé que yo tocaba un papel muy importante en su vida y que podía hacer la diferencia, todas las etapas pasan, y así como vamos superando etapas, muy difíciles algunas, con nuestros propios hijos, así debemos intentarlo, con el mismo ímpetu, con los hijos que recibimos en nuestro corazón. No estaba preparada para las decepciones, esperaba demasiado de él. Hoy sé que solo puedo dar lo que tengo en mi corazón, pero no debo esperar nada a cambio, disfrutar lo bueno y asumir lo malo, y entender quién es el adulto y quien es el niño.
· No hacer ninguna alusión negativa sobre su madre; aunque sepamos que no cumple su deber, aunque nos moleste su forma de actual, debemos entender que forma parte de su vida y que es una persona importante para el niño, si no podemos decir algo bueno, al menos no digamos nada malo.
· Hacer el intento de tener una relación cordial con su madre; es muy difícil tener una relación cordial cuando no hay buenos términos entre ambos padres, sin embargo, nunca lo intenté, aunque lo pensé. Habría sido sano mantener una comunicación, por mínima que fuera, estoy segura que habría sido beneficioso para el niño.
· Incentivar la relación padre e hijo, permitiendo tiempo a solas entre ellos. Generalmente pasábamos tiempo juntos como familia, sin embargo, es importante el espacio que comparten, en este caso, padre e hijo a solas, que el niño no se sienta desplazado por la nueva esposa; en su momento, por inexperiencia o cualquier otra razón, no vi lo importante y gratificante que hubiese sido para el niño compartir juegos o salidas a solas con su padre.
· Compartir como amiga, tiempo a solas con el niño; para que sienta que también es importante y que se le está dedicando un tiempo que es solo para él, efectuando actividades que a él le agraden.
· No puedo aconsejar no asumir responsabilidades con un niño que no es propio, los problemas llegaran con los propios y con los que no lo son, pero si puedo aconsejar tener plena conciencia de lo que puede suceder, y estar dispuesta a asumir las consecuencias de nuestras decisiones, porque como adultos, ya estamos formados, pero como mi madre me dijo una vez, de nosotros depende la felicidad o la infelicidad en la vida de ese niño.
Siempre se puede hacer más de lo que hacemos y aunque no se vean los frutos, lo importante en realidad es la satisfacción de haber cumplido con nuestro deber y haber formado a un hombre de bien, porque en su corazón en algún momento reconocerá nuestro esfuerzo; y aunque no lo hiciera, lo más importante de todo es que ese hijo que creció en el corazón, sea feliz, es lo único que verdaderamente nos compensara.