A veces uno quiere algo y el camino no es un camino de rosas, otras sencillamente las cosas salen como uno quiere, como si estuviéramos escribiendo nuestro destino. Recuerdo justo cumplidos los 18 que el tema de los niños ya rondaba mi cabeza, quizá incluso era antes. Pero claro, hoy en día en el mundo que vivimos, primero hay que vivir, disfrutar, salir, viajar, estudiar, trabajar…y casarse! No sé yo si estaba muy de acuerdo entonces con tanta convención social, y te aseguro que si me hubieran dicho entonces que podía tener problemas de fertilidad en un futuro, hubiera considerado la técnica de congelar óvulos y hubiera conservado algunos de mis óvulos, por si las moscas.
Me parece hasta curioso en mi misma, esa idea tan clara, esa decisión tan sin pensar en otras opciones, tan raro en mi. Recuerdo haberlo dicho tantas veces. Si hacía falta, sería madre soltera, pero yo, madre antes de los 30. Quizá elegí esa edad porque mi madre me tuvo a mi con 29. Quizá porque en aquel entonces los 30 se veían muy lejos y sonaban a viejo.
Quizá porque era mi primera resistencia a este mundo moderno que tantas obligaciones nos impone. Estudiar una carrera, aunque mejor dos. Después el máster, hacer carrera, conocer mundo a ser posible, ganarte bien la vida, encontrar tu media naranja y entonces, puedes plantearte formar familia. Pero, un momento…
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¿No sería mejor escuchar al cuerpo y a la naturaleza? Al fin y al cabo, la mujer tiene una curva de fertilidad, que tiene un momento óptimo para tener hijos. No es que estemos obligados a tenerlos en esas edad, pero sí hay un momento en el que el cuerpo está más preparado para ello. Hoy en día gracias a los avances en medicina se puede ser madre pasados los 40 sin ningún problema, pero soy de la idea que si uno quiere formar familia, y tiene pareja, el esperar el momento ideal no sé que tan adecuado sea. No sé si hay momento perfecto para nada en esta vida. Depende de tantas cosas. Creo que las cosas hay que hacerlas cuando a uno le nace, no cuando se “debe”.
Al fin y al cabo ¿no te pone la maternidad patas arriba toda tu vida, te deja agotado, con falta de horas de sueño y un cansancio extremo? ¿no necesitamos una dosis triple de paciencia y energía en esos primeros años? Entonces, ¿qué será mejor? ¿ser padres más jóvenes para tener más energía y aguante sin esperar a tener la vida solucionada? ¿Esperar a tener una vida estable y ahorros y demás? La verdad es que nadie nos enseña a ser padres. No se aprende en ninguna parte más que, viviéndolo. Y si nos ponemos a elegir el mejor momento, quizá nunca sea el mejor momento.
Quizá decidimos tener hijos con 35, para ya tener la vida “montada” y resulta que nos encontramos que ese momento de nuestra carrera tener hijos nos corta ese camino a la cima, o que ya no aguantamos tanto la falta de sueño con la no conciliación, y que la dosis de paciencia ya la hemos gastado en estos años que han pasado. Y ya tenemos achaques, y los embarazos pasan factura. O quizá sí sea el mejor momento, y gracias al haber esperado nos podamos auto financiar esa conciliación (porque ningún estado nos va a ayudar mucho)
Quizá haya quien decida formar familia con 20 años, y ya cuenten con la madurez necesaria, y cuenten con un cuerpo joven, que resiste la falta de sueño (todos hemos trasnochado muchas noches seguidas a los 20) y que nuestro enfoque de la vida sea otro a esa edad y eso nos entregue más paciencia, más relax. O quizá a esa edad seamos unos críos, quien sabe.
Yo finalmente fui madre a al edad que yo misma había decidido: cuando cumplí 30 la terremoto más pequeña venía en camino. En mi caso, los embarazos dejaron sus secuelas físicas y en la salud, especialmente el segundo, a pesar de haber sido en apariencia más fácil, y agradezco haber mantenido mi propósito de tenerlas a esa edad, y haberlo podido cumplir sin problemas. Pero ya contaba hace unos meses que cuando pensamos en si íbamos a ampliar la familia o no, pensé en que dividir el tiempo entre tres se me hacía un mundo, quería mi tiempo para las dos pequeñas terremoto, mientras sigan siendo pequeñas, me necesiten y, no nos engañemos, me hagan caso!
Pero claro, también pensé que no es algo que se pueda postergar mucho, una ve los 40 más cerca que los 30 ahora, y pienso que quizá llegue un momento en que las niñas no me hagan tanto caso, necesiten más de su independencia que de mi compañía, y quizá entonces me acuerde de cuánto me gustan los bebés, y tenga ganas de ampliar familia. Quizá entonces sea tarde, quizá no, ¿quien sabe? Al fin y al cabo, desde los 35 se inicia el descenso en la fertilidad femenina, y los 38 son ya una edad considerada pre menopáusica. Quizá es algo que deba reflexionar, quizá esté a tiempo de vitrificar algún óvulo bien fértil, por si las moscas…