El año pasado participé en el curso: Hijos, Familia y TDAH de @cidea.pe. En el curso, nos explicaron que existen 4 estilos de crianza y el estilo que más favorece el desarrollo sano y saludable de los niños con TDAH es el estilo democrático ya que brinda la seguridad y apoyo afectivo necesarios frente a errores e inseguridades comunes de los TDAH. Me quedé helada, no tenía idea de los estilos de crianza ni de que había algunos estilos que favorecían el desarrollo de los niños con TDAH y otros estilos, como el autoritario y el permisivo que no favorecen a los niños con este trastorno pues, no les brindan límites firmes ni utilizan estrategias adecuadas que les ayuden en el proceso de adquisición del autocontrol.
Pero, vayamos por partes. Primero, los 4 estilos de crianza y sus características:
Estilo autoritario: Hay un control absoluto de los padres. Los adultos son los que mandan, los niños los que callan y obedecen, nos hay lugar para la negociación. Son padres que esperan muchísimo de sus hijos, imponen gran cantidad de reglas y si no se cumplen aplican castigos.
Estilo permisivo: El control es relajado, casi inexistente, los padres establecen pocos (o ningún) límites. Los padres, no exigen ni esperan demasiado pero, al cederles el control a los hijos les otorgan una pesada carga de responsabilidad.
Estilo democrático: El punto medio entre los anteriores, los padres combinan acertadamente un control fuerte con una alta disponibilidad. Ponen reglas claras, pero están abiertos a dialogar y explicar el porqué de estas, son flexibles. Sus hijos reciben contención y afecto además de límites.
Estilo negligente o indiferente: Se caracteriza por un control relajado, donde los padres y madres suelen no estar disponibles para las necesidades de los hijos. Los padres suelen ser desatendidos, no brindan contención ni están emocional o físicamente disponibles para sus hijos. No exigen mucho de sus niños pero tampoco entregan mucho, suelen delegar la crianza en terceros.
Los estilos arriba descritos están en su estado “ideal”, o sea, puro. En la vida real, estos 4 estilos se dan en distintas mezclas y combinaciones donde uno de ellos suele predominar. La idea acá no es sentirse culpable por el estilo de crianza que predomina en – valga la redundancia – la crianza de nuestros hijos, sino es hacer una autoreflexión sobre nuestro estilo de crianza y cómo puede beneficiar (o no) a nuestros hijos y más aún a nuestro hijo/a con TDAH.
Como bien sabemos los padres de los niños y niñas con este trastorno, su crianza es todo un reto ya que estos niños suelen ser “menos dóciles, menos sumisos y solicitan más estimulación y ayuda de su padre y de su madre que otros niños o niñas”. (Roselló, GarcíaCastellar, Tárraga-Mínguez & Mulas, 2003). El motivo por el que hay estilos de crianza que favorecen o perjudican a los niños con TDAH es porque “entre otras cosas, los métodos de disciplina usuales no funcionan con la misma eficacia que con otros niños y niñas, debido a que los niños y niñas con TDAH poseen más dificultades para obedecer las órdenes y para inhibir las respuestas impulsivas, y son menos sensibles a las peticiones de sus padres y madres. En la crianza de niños y niñas con el trastorno, debemos considerar, que estos niños parten con una dificultad de autorregulación y necesitan una disciplina proactiva que les otorgue oportunidades para formar conductas adecuadas y evitar comportamientos inadecuados, que les ayuden a autorregularse y el estilo de crianza democrático que ofrece un entorno ordenado y predecible, con horarios y rutinas, normas y límites claros (pero flexibles) y consecuencias consistentes, proporciona seguridad al niño y es el que más lo beneficia para este fin”.
De otro lado, muchos estudiosos consideran que hay dos tipos de estilos parentales negativos que se relacionan con actuales y futuros problemas de conducta en los niños y niñas: el estilo parental permisivo y el autoritario pues están asociados con la presencia de conductas negativas en los hijos e hijas, como son los problemas de conducta, la baja afiliación con los pares, entre otras. Esto se debe a que ambos estilos carecen de límites saludables en un contexto ordenado, afectuoso y amable pero, a la vez firme.
Menudo reto que tenemos los padres del TDAH, mucho más fácil de decir que hacer.