Y para el regreso, he pensado en una frase que se repite mucho desde los primeros meses de vida del bebé si sus papis optan por la lactancia materna. Y más aún si esa lactancia se prolonga en el tiempo más de lo socialmente aceptado según los cánones que la industria empezó a marcar algún día a las madres del primer mundo (Ya, ya sé que España de primer mundo tiene poco…). La frase en cuestión tiene dos variantes. La primera va acompañada por gestos de exclamación y asombro, como si la mamá que da el pecho fuese un ente sobrenatural digno de investigación científica (Si viviésemos en un país con presupuesto para la investigación, claro):
La segunda, por su parte, va aderezada con miradas de condescendencia (“Pobre mujer, no sabe lo que dice…”) hacia la madre cuando ésta comenta que tiene pensado dar el pecho todo el tiempo que el bebé quiera.
Seguro que las habéis escuchado más de una vez. Lo sorprendente del caso llega cuando, en vez de escucharlas de otras mamis o no mamis de tu alrededor, que pueden tener más o menos información sobre el tema, lo oyes en boca de profesionales de la salud, como es el caso de nuestra última enfermera (Hemos pasado por tropecientas y no hay manera de encontrar una medianamente formada en lactancia en nuestro centro de salud. Así de dura es la vida). En la última revisión de Mara, la del año, las cosas sucedieron más o menos así:
Enfermera: La niña está tomando biberón, ¿verdad?
Mamá Jefa: No, está tomando pecho desde el primer día.
Enfermera: ¿Todavía? (cara de asombro)
Mamá jefa: Sí, todavía (cara de fastidio). Y lo tomará todo el tiempo que sea necesario mientras ella quiera.
Enfermera: Será hasta que se te acabe la leche, ¿no?
Mamá Jefa: (Risa nerviosa) ¿Pero cómo se me va a acabar la leche si le estoy dando el pecho?
Enfermera: (Mirada de “¿Qué dice esta loca?”. Anota en la libreta: “Derivar al psiquiatra” o algo así, supongo)
Tal cual os lo cuento. La vida misma en una consulta de un centro de salud. Una prueba más de que enfermeras y pediatras saben mucho de enfermedades, medicamentos y vacunas, pero cero patatero de lactancia o crianza. Siempre hay excepciones, claro, no se me vaya a enfadar Carlos González. Pero la realidad es que en la Universidad no les vendrían mal algunos créditos sobre el tema. Más que nada para no repetir en la consulta los mitos que circulan alegremente por la calle.