La frase que nos traemos hoy entre manos es uno de los grandes hits del gran manual de la crianza de cualquier abuela que se tercie. También de cualquier bisabuela, tatarabuela y tía-abuela que comparta un rato con nosotros. Si la peque, hace unos minutos alegre y sonriente, se pone de repente inquieta, la causa parece evidente. Al menos para ellas. No digamos si a la comestible bebé le da por tocarse con sus manitas los ojos. Entonces no hay más que hablar. Ya está todo dicho.
Así que si fuese por las abuelas, nuestra pequeña saltamontes se pasaría la vida durmiendo. Y eso no le va mucho a ella. Al menos mientras no es de noche. Se han llegado a dar casos en nuestra humilde morada dignos de comedia de situaciones (sitcom para los puristas y los anglófilos). Por ejemplo que en uno de sus momentos de inquietud, una de las abuelas se la quitase de los brazos a la mamá jefa con la seguridad de quien tiene la solución a todos los males de la pequeña.
Abuela: Esa niña lo que tiene es sueño.
Mamá Jefa: Esa niña lo que quiere es teta. Tiene hambre.
Abuela: Verás cómo se duerme. Ya verás.
Y se fue para nuestro dormitorio muy decidida. Cinco minutos después volvía con Mara en brazos. La bebé tenía los ojos abiertos como platos.
Abuela (Cabizbaja): No ha habido manera de dormirla.
Y Mara, efectivamente, lo que quería era teta. Lo que demuestra que nadie conoce a su bebé tanto como una mamá. Lo bueno de esta frase, sin embargo, es que admite alguna variante y ofrece más posibilidades de acierto a las abuelas. Es como echar una quiniela. 1 x 2. Si la bebé suma a la repentina inquietud un llanto desconsolado, aquello de “esa bebé lo que tiene es sueño” se transforma modificando una sola palabra en otra de las grandes frases del manual de crianza de la abuela:
No hay más. Entre sueño y gases anda el juego. Hagan sus apuestas