Había una vez una chica que quería ser madre.
Desde su más tierna infancia su sueño era el poder tener hijos: tenerlos en brazos, arrullarlos y darles amor incondicional a cambio de una pequeña sonrisa.
Creció y su sueño seguía siendo el mismo pero la vida se empeñaba en ponerle trabas para que esta ilusión se hiciese realidad. Los médicos le dijeron que podría tener niños pero ese no iba a ser un camino de rosas y que es posible que no se hiciese realidad.
Ella no cesó en su intento por conseguir su objetivo. Durante muchos años luchó para que su cuerpo acogiese a un bebé pero parecía que la naturaleza se ponía en su contra.
Después de una lucha intensa y un gran espíritu de superación consiguió que la ciencia se aliase con ella y se quedó embarazada.
Su alegría era inmensa. El sol volvía a brillar en su vida y ya no podía pedir más a la vida. Durante los nueve meses que duró el embarazo fue la mujer más feliz de la tierra y transmitió todo el amor y alegría a esos dos pequeños que llevaba en su interior.
Y llegó el día en que por fin vería la cara de sus pequeños. Entró en el hospital sin pensar que su vida se iba a truncar en tan solo unas horas. La guadaña estaba esperando para arrancarle la vida.
Pudo tener un instante a sus hijos en brazos. Su sueño se había cumplido por fin. Al cabo de unos minutos su corazón dejaba de latir.
Desde el cielo podrá ver a sus pequeños, desde el cielo será la mejor madre del mundo y cuidará a sus pequeños día a día para que tengan todo el amor que les dio durante un instante…
By Chloe
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