Estos días vivo entre la flojera y la desidia y orbito más de lo acostumbrado. Y digo, orbito sí porque me siento menos conectada con la tierra que de costumbre y más orbitante que nunca. Tengo un cuaderno con mil cosas que hacer y no logro completar ninguna, me quedo en la mitad de la mayoría. Lo único que logro concretar con cierto éxito en estos días es nuestra mudanza a la playa para el verano, la limpieza de la casa y – este año por primera vez - un viaje a Disney World con todo el familión (stay tuned los primeros días de enero para ver más al respecto).
Lo malo para mí, es que luego de la semana más floja del año que, dicho sea de paso, en muchas empresas y hasta países obligan a la gente a tomar vacaciones (lo que me parece de los más lógico ya que muchos andan en el mismo plan que yo) vienen los días más improductivos del año, los que van más o menos hasta el 10 de enero cuando la gente se pone las pilas.
Bueno, todo esto para decirles que no esperen mucho de mí en estos días. Yo me la paso apagando incendios en casa, limpiando y organizando todos los closets habidos y por haber, jugando a la peluquería con mis hijas, comiendo como descosida en todas las cenas/lonches/almuerzos/desayunos navideños a los que me invitan y orbitando lentamente y a mi propio ritmo por la siempre hermosa ciudad de Lima.
Mi hija de 5 años me pinto las uñas así.
¡¡Feliz Año para todas!! Que el próximo año sea de puras cosas buenas y más cosas de las que se imaginan.