Una de las cosas mágicas de la maternidad es vivir con tu hijo sus primeras veces. Su primer baño en casa, su primera papilla de frutas que te pone la casa hecha un cuadro, su primer chapuzón en la piscina y en el mar, su primera vez en la playa, su primer pis en el orinal... De cada uno de esos momento es más que probable que tengamos foto, cuando no vídeo, o lo tengamos grabado a fuego en nuestra memoria. Aunque sigan cumpliendo años, siempre hay una primera vez. La primera vez que se viste solo, que hace su cama, que prepara la cena... Pero también hay primeras veces que se te clavan en el alma porque te das cuenta de que tu pequeño se hace mayor. La primera vez que duerme fuera de casa (y no es en casa de los abuelos), que tiene una fiesta de pijamas, que se enamora o recibe un carta de amor. La primera vez que se queda en casa solo (2 minutos mientras bajo la basura) o se queda solo en la calle. Y en esas estamos.
Ayer fue la primera vez que la Princesa, a sus casi 7 años, se quedó sola en la urbanización. No fue una decisión tomada a lo loco, ni por conveniencia (bueno, un poco si). Todo surgió tras la interesantísima charla que tuvimos con Rocío Ramos-Paul (Supernanny) en la que hablamos de alcohol y menores. Hablamos de la confianza en nuestros hijos y en la manera de ir permitiéndoles determinadas licencias. La base es confiar en tu hijo, hacérselo saber y dejar que el pequeño se gane esa primera vez. La teoría es fácil, pero la práctica... Si por mi fuera, conmigo a mi lado y de mi mano hasta el día de su boda. Pero que creo que no va así el tema.
Mi bebé se está haciendo mayor y en nada me alcanza en altura (que tampoco es difícil). Así que ayer, que estaba una amiguita con ella, me armé de valor y las dejé que se quedaran jugando un rato solas. Me subía tranquila (o eso decía yo) porque estaban rodeadas de vecinos que en caso de emergencia me hubieran llamado. Aún así, me di la ducha más rápida de mi historia. Las niñas fueron obedientes y en un "ratitín" (tal y como les había indicado) estaban en casa. Así que ya hemos experimentado otra primera vez. No sé si ha sido pronto o tarde. Si he sido una loca o no. Pero la prueba no ha salido mal. Ahora toca reforzar esa confianza y que no se pierda. Y cuando ya esté superada, iremos a por la siguiente primera vez.
Y vosotros, ¿qué opináis? ¿He sido una inconsciente y debería haber esperado por lo menos hasta los 15? Si tenéis urbanización, ¿cuándo los habéis dejado solos o tenéis idea de hacerlo? Por cierto, me quedo con los primeros pises, papillas, dientes y pasos sin dudarlo un minuto. Buff, nadie dijo que esto fuera fácil.
¡¡FELIZ MARTES!!