La Princesa, desde su más tierna infancia (más todavía), tiene un amiguito celiaco. Fue uno de sus primeros amigos y siempre le hemos invitado a los cumples. Cuando los celebraba en casa procuraba que casi todo fuera sin gluten (patatas, chuches, aperitivos) y a la hora de hacer los sandwiches, compraba pan de molde sin gluten y la tarta igual. Pero solo para él y para su madre (también amiga y celiaca) porque si lo hacía para todos me pasaba del presupuesto. La diferencia de sabor es mínima pero de precio es notable: 2,65 â?¬ por 385 gramos del pan de molde sin gluten frente a los 0.76â?¬ por 460 grs. de pan de molde blanco. Desde luego, el presupuesto en comida de una familia con tres integrantes celiacos, como el caso del amigo de la Princesa, nada tiene que ver con el de mi casa, por ejemplo. Años más tarde, la Princesa conoció a otra amiguita, también celiaca y justo la semana pasada me comentaba su madre como le dolía el bolsillo cuando compraba unas galletas nuevas y a las niñas, tiene dos, no les gustaban. Un dineral en galletas (un kilo de galletas sin gluten rondan los 8 â?¬) comido sin ton ni son por los padres por no tirarlas a la basura.
Pues bien, muchas de las 500.000 personas en toda España que son intolerantes al gluten se han unido para reclamar al gobierno que subvencione o facilite de algún modo la compra de estos alimentos, como ya ocurre en muchos otros países de Europa.
Si te quieres unir a la causa, entra aquí y deja tu firma. Yo ya lo he hecho.
¡¡FELIZ MARTES!!