Sin embargo, y aunque no nos demos cuenta, nuestras palabras suelen ir acompañadas muchas veces de otro lenguaje corporal que las complementa y reafirma. Y nuestros bebés, que son muy observadores, poco a poco se van percatando y conforme van cumpliendo meses empiezan a imitar nuestros gestos. Lo sorprendente, para mí al menos, no es que los repitan. Lo más fascinante de todo es que utilicen esos signos corporales justo en el momento en el que hay que hacerlo. Así, por ejemplo, desde hace unos meses, en cuanto escucha la palabra “Adiós”, Maramoto mueve su mano con un particular gesto de despedida. Y si escucha “¡Bien!” o “¡Bravo!”, por poner otro ejemplo, no tarda en lanzarse a aplaudir. A estos dos gestos ha añadido en las últimas semanas el lanzar besos de despedida (a su manera, ya que no sabe ni dar un beso), el dar besos de nomo a todos los niños con los que se topa en el parque y el decirnos con mucha claridad, mediante gestos de sus manos y gruñidos, qué es lo que quiere en cada momento.
Pero al margen de todo esto, hay un gesto que la pequeña saltamontes ha añadido a su repertorio en las últimas semanas y que a sus papás primerizos les tiene alucinados. Como bien sabéis los que seguís este blog, Maramoto es una bebé con mucho carácter y con las ideas muy claras. Y supongo que para reafirmarse en ellas, desde hace un tiempo ha empezado a decir que “no” moviendo su cabeza de un lado a otro. Lo más sorprendente de todo esto es que, como os comenté reciéntemente en otro post, en casa intentamos decir que “no” lo menos posible. Y si alguna vez lo decimos (porque se nos escapa bastante, para qué nos vamos a engañar), no somos de los que solemos remarcar la palabra con el gesto.
Y a pesar de ello Mara ha interiorizado que ese gesto significa “no” y lo utiliza de forma constante para hacernos ver que no quiere algo. La primera vez pensamos que era una casualidad. Pero nada de eso. Día a día nos demuestra que sabe perfectamente lo que quiere decir con ese signo. Así, si está en brazos de la mamá jefa y el papá en prácticas le anima a irse con él, la pequeña saltamontes ya opta entre cambiar de brazos (si le apetece) o decir un “no” rotundo si prefiere seguir donde está. O si estamos comiendo, mediante ese movimiento de cabeza nos hace ver qué cosas le apetece comer y qué no. Y lo mismo cuando jugamos o cuando empieza a señalar el armario de la cocina donde sabe que hay comida: ¿Arroz? ¡No! ¿Lentejas? ¡No! ¿Un bote vació? ¡No! ¿Patatas fritas? ¡Sí!
Se las sabe todas…
¿Cuáles fueron los primeros signos que empezaron a hacer vuestros peques?