Este articulo lo tengo publicado en elotro blog, aunque aquí ya he hablado de lo ocurrido creo que estabien que cuente como ocurrió.
Hace unos días os contaba que mimarido fue a una farmacia a por un test de embarazo, bien pues esetest salió positivo, dos rayitas rojas. No me lo podía creer,apenas dos días antes me había hecho otro que salió negativo; esuna de esas cosas que no sabes porqué pero algo te pasa, algo que seintuye, es tu cuerpo, te conoces y sabes que no está como siempre, yasí era, estaba embarazada.
Lo primero fue preocuparme, llevabaunos días resfriada y el mismo día que me dio negativo fui almedico y me recetó amoxicilina, había tomado en total seispastillas. Al día siguiente fui al medico y me tranquilizó me dijoque era uno de los antibióticos más flojos, que no me preocupara,pero que el resultado de los test no le gustaba; eso de que primerofuera negativo y luego positivo no era muy normal, que mejor esperaraun poco para ver que pasaba.
Parece que tenía razón, al empezar lasexta semana de embarazo empecé a manchar, acudimos a urgencias y elresultado nos dejó muy preocupados no se veía nada en la ecografía.Diagnóstico: embarazo incipiente; es decir que estaba de menos de loque yo decía (algo raro porque soy muy regular en mis ciclos),embarazo interrumpido es decir aborto y la peor posibilidad embarazoectópico.
Debía volver a las 48 horas pararepetir los análisis para ver los niveles de hormona.
Al día siguiente el manchado se volviósangrado, empecé a asimilar la situación aunque, desde el principiode mi embarazo algo me decía que no marchaba bien. Ya había pasadoantes por esta situación, este sería mi segundo aborto, ya conocíalos pasos a dar, pero me creía fuerte, “yatengo una hija - me decía- esta vez es distinto”
Vueltaa urgencias porque el sangrado aumentó, 4 horas en la sala de esperay cuando me vieron me dicen que esa sangre no es nada, que continuehaciendo reposo y vuelva mañana.
Alas cinco de la mañana empecé con dolores de regla, y el dolor deespalda no me dejaba parar en la cama, algo ocurría en mi cuerpo,necesitaba expulsarlo, empezaron mis paseos al baño, hasta queocurrió, note como salia de mi cuerpo, mi pequeño me abandonaba, semarchaba para siempre de mi lado, me lo quedé mirando sin saber quehacer, llamé a mi marido:
-miralo,está aquí.
Lodejé partir, El me había abandonado ya y debía seguir su caminopara llegar al cielo, para convertirse en un ángel, para estar juntoal otro que un día perdí.
Esextraño, los días que me ocurría esto yo estaba fuerte, ese mismodía estuve fuerte y al siguiente también, pero después llegó elabismo, asumir lo ocurrido, hacerte a la idea que ese bebe nuncanacerá, que todas las citas y fechas previstas para el embarazodebían ser anuladas, aceptar que la vida sigue a pesar de tu dolor ysaber que esto te marcará para siempre aunque tu lo niegues, aunquete empeñes en decir a todos que estás bien, pero cuando cae lanoche y te metes en tu cama cuando te encuentras a solas con tuspensamientos entonces ves la realidad de tu dolor ves de nuevoabiertas las heridas que ya creías cerradas y piensas que nuncaquerrás volver a intentar ser madre de nuevo.
Paséasí cerca de una semana con la firme decisión de que no queríavolver a intentarlo, hasta que recibí la visita de una amiga, deella y de sus dos hijos uno de la misma edad que la mía y de lapequeña de cuatro meses, ella también pasó por esta experiencia,no se cómo me vería pero sin decirme nada me puso a su hija en misbrazos, no se qué tiene esa pequeña pero me devolvió la ilusiónme hizo recordar cuanto deseaba ese bebe, cuantas ganas tengo de serde nuevo madre, así fue como supe que voy a volver a intentarlo, quelucharé por tener algún día otro pequeño. Hasta entonces hedecido plantar un árbol en su recuerdo, plantar una vida por otraque se perdió.