Ayer, 15 de octubre, Día Mundial de la Muerte Gestacional y Perinatal, quería hacer hincapié en lo que duele y lo que supuso para mí de cara a las siguientes transferencias y cómo me afectó en el embarazo de Eloy.
Después de la transferencia
Después de someterme a mi primera FIV, cuando tuve la transferencia de mi primer embrión, lo quise desde el primer día. Hablaba con él, le decía que por favor se quedase conmigo. Los días fueron pasando y pasando y cuando vi la primera mancha marrón me asusté. En cuanto la vi, llamé a la clínica y me dijeron que no me preocupase que podría ser el sangrado de implantación. Imaginaos el momento de ir al baño. Pánico era poco. Iba cada 20 minutos. Se llegó a convertir en una obsesión.
El día antes de la betaespera, en el trabajo fui al baño y vi todo el pantalón manchado de rojo. Algo iba mal, muy mal. Eso ya no era normal. Eso ya no podía ser el sangrado de implantación. Llamé al IVI y me dijeron que guardase reposo hasta el día siguiente que me harían la beta. Así lo hice, me fui a casa, lloré y lloré y a dormir para ir a la beta a por el tercer negativo.
Las betas
Por la mañana iba con la idea de que iba a ser negativo, no podía ser de otra forma (en mi cabeza). Pero una hora después de sacarme sangre recibí la llamada para el resultado y la enfermera lo primero que me dijo fue: Raquel, ¿estás sentada? Ha salido positivo, beta de 360. ¿Cómooo? No me lo podía creer. Me quedé en estado de shock. No sabía si reír o llorar. Ese sangrado no era normal. Me mandaron reposo absoluto y 2 días después repetición de la beta. Estaba embarazada pero algo no iba bien.
Ya en casa guardé reposo absoluto. Hablaba con él, le pedia por favor que luchara, que aguantara y se quedase conmigo. No podía dejar de tocarme la tripa y rogarle que no se fuera.
El miércoles fui de nuevo a la clínica para repetir la beta. Iba entre asustada y triste. No tenía muchas esperanzas de que se quedase conmigo pero tampoco quería perderlas tan pronto. El sangrado era muy abundante. La beta había duplicado. 730.
Volvieron a mandarme reposo absoluto y volver el viernes a la clínica a hacerme de nuevo la beta. Dos días más con sangrado muy muy abundante. Dos días más de sufrimiento y de hablar con mi pequeño embrión que estaba luchando por quedarse. Pero el viernes, cuando me hice la beta y me hicieron una ecografía, confirmaron lo que imaginaba, BIOQUÍMICO.
Aborto bioquímico
No me pilló de sorpresa y el palo no fue tan gordo porque estaba claro que algo iba mal pero al final tenía un rayito de esperanza que se desvaneció por completo. A partir de ahí solo podía llorar y llorar. A la mínima que hablaba con alguien volvía a llorar.
Desde que el día de la transferencia me enseñaron ese embrión y ese puntito blanco de mi, lo quise. Desde que lo vi, desee que se quedase conmigo para siempre.
¿Cómo le podía querer tanto?
Cómo me afectó
Este aborto me afectó muchísimo y reconozco que de cara a las siguientes betas lo pasaba muy mal. Cada vez que iba al baño lo primero que hacía era mirar si había manchado. Pero es que esa obsesión la tuve durante todo el embarazo cuando por fin conseguí el positivo. Me daba muchísimo miedo ir al baño y ver alguna mancha. Me daba pánico pensar que algo fuera mal. Por suerte llevé un buen embarazo pero esa obsesión nunca se me fue y ese miedo siempre estaba ahí.
Día Mundial de la Muerte Gestacional y Perinatal
Y ya pasado el Día Mundial de la Muerte Gestacional y Perinatal quería contar mi caso. Han pasado 4 años y medio de aquello y aunque ya no duele tanto, es algo que no se olvida. Siempre estará ahí. Después de ese aborto tuve 3 negativos más que me iban hundiendo poco a poco hasta por fin llegar a tener a Eloy.
Con esto, quiero dar todo mi apoyo a todas aquellas mujeres que han sufrido una pérdida gestacional y/o perinatal. Parece que porque sea pronto no se permite llorar ni hablar. Parece que si ya tienes hijos el dolor es menor.
No hay consuelo para una madre el perder a su bebé, tenga el tiempo que tenga. Poco a poco, entre todos tenemos que concienciar a todo el mundo de que se pueda hablar del tema, que no hay que ocultarlo y que, aunque no los hayamos llegado a conocer o hayamos estado muy poco tiempo con ellos, duele y dolerá.