Lo siguiente pasó muy rápido, mi matrona vino a hacer un tacto para ver como iba la cosa, y para mi sorpresa se dirigió esta vez al Señor J: "Uy, quieres ver la cabeza de tu hijo".
Empezaron a traen carritos, la cuna para el pediatra y le trajeron un batín verde al Señor J para no mancharse y le cubrieron las zapatillas. Ahí empecé a llorar, me puse un poco nerviosa y tenía miedo, pero estaba ilusionada. Ya llegaba el momento que tanto estaba esperando, iba a convertirme en madre en cuestión de minutos.
Entró mucha gente, enfermera, pediatra, matrona, ginecólogo y matrona en prácticas. Me subieron la cama y me pusieron las piernas en posición. Mi bebé estaba listo, me agarré a las barras y esperé instrucciones del médico. "Empuja!" Me salieron las fuerzas de las mismísimas entrañas. "Para!" la matrona y el ginecólogo vieron que podía desgarrarme por una parte, pero que al no ser una zona peligrosa no harían corte y dejarían que se desgarrara solo. "Empuja de nuevo!" Volví a empujar. Cabeza fuera. Con el esfuerzo no escuché el "Para!", y empujé más de la cuenta, lo que me produjo el desgarro. Mi niño venía con una vuelta de cordón pero con la mano entre el cuello y el cordón, por lo que no hubo problema, el ginecólogo enseguida quitó el cordón y me volvió a decir que empujara. Mi bebé salió. Cortaron el cordón y me lo pusieron encima.
No puedo llegar a este momento sin una lágrima y un suspiro, para mi fue un momento muy bonito, rompí a llorar y creo que el papá también se emocionó. Mi niño lloraba con fuerza, estaba calentito y muy resbaladizo. Era increíble tenerle en brazos. Estaba en ese momento que tanto había soñado, que tantos vídeos y fotos había visto, que tan lejano e imposible veía. Era mi momento, nuestro momento, el nacimiento de nuestro hijo.
El pediatra lo examinó, yo le pregunté varias veces si estaba bien, no pude verle entero, pero me lo devolvió a los dos minutos diciéndome que estaba muy sano. Me ayudaron a ponerle al pecho. Se enganchó enseguida y empezó a succionar. Qué dolor! Pero que bonito. Con 10 minutos de vida y ya enganchado, qué gozada.
A todo esto el ginecólogo seguía cosiendo... "Solo han sido 3 puntos", pero ya había dado bastantes más. Sufrí un pequeño desgarro exterior de 3 puntitos, algo pequeño, pero por dentro fue algo más que no quiso ni decirme, pero que no me preocupara que lo dejaría todo perfecto. Se lo enseñó a mi marido (qué cosas) ya que las curas tendría que hacerlas él.
No me dejaron llevarlo en brazos hasta la habitación (protocolos del hospital), asique llegó en brazos de su padre a conocer a sus abuelos que esperaban ansiosos.
Nació a las 9 de la noche, 12 horas, pesó 3,010 y midió 51 cm.
Un precioso bollito de leche que nos hizo muy felices.